Roberto Espinagosa es el único practicante en Rusia del método Grinberg, que sirve para solucionar desequilibrios en la vida cotidiana. Fuente: Roberto Espinagosa
Espinagosa es, según el mismo reconoce, el único practicante en Rusia del método Grinberg que consiste en realizar una serie de enseñanzas a través del cuerpo mediante el uso del tacto, la respiración, el movimiento y diversas técnicas que entrenan la capacidad de prestar atención y reconocer comportamientos repetitivos que limitan al hombre y le causan síntomas de desequilibrio en su vida diaria.
El experto ofrece sesiones privadas de terapia a pacientes rusos, pero también imparte clases públicas. En anteriores ocasiones ya habló ante la audiencia sobre el miedo y el dolor y la presente visita a Moscú, la dedicó a la rabia.
¿Por qué rabia? Según dijo, porque en Rusia suele encontrar a mucha gente enfadada. Pero casi todo tiene solución.
“Lo primero sería notar todos los efectos que la rabia provoca en el cuerpo y centrar la atención en esos esfuerzos. Los intensificas durante unos 10 - 20 segundos. Prestas atención a cómo respiras, sin cambiar nada. Luego lo sueltas y, en la medida que puedas, respiras profundamente, sin olvidar lo que te enfada”, explicó Espinagosa.
El practicante del método Grinberg quiso dejar claro que no está en contra de la ira.
“Lo que hay que saber es utilizarla de una manera productiva para que no interfiera en lo que tú quieres hacer”, aseguró. Y añadió que en ocasiones, el enfado “puede crear mucha claridad”.
Espinagosa practica el método Grinberg desde 2002. Antes, trabajó durante 10 años como ingeniero químico. En la actualidad viaja a la capital rusa casi cada mes para ayudar a los rusos a crear cambios en sus vidas a través del reconocimiento de los esfuerzos innecesarios que bloquean sus capacidades.
“Si no prestamos atención a algo, no podemos lidiar con ello”, indicó.
Muchas veces nos sentimos atrapados en el enfado. Pasan horas, días, incluso semanas y continuamos pensando en lo mismo. “Creamos muchos esfuerzos innecesarios en el cuerpo, que no nos hacen fuertes, por el contrario, nos debilitan”, advirtió Espinagosa.
Los patrones que tenemos en la vida, continuó, nos hacen siempre reaccionar de la misma manera ante una situación controvertida: atacar o escapar. Mientras reaccionemos siempre igual, “no nos adaptaremos a la realidad. Es como si esperáramos que la realidad se adaptase a nosotros, cosa que no va a suceder”.
“El método Grinberg ayuda a centrar la atención de las personas en los esfuerzos innecesarios, tanto físicos, como emocionales, que limitan sus vidas y dejarlos ir, para que el cuerpo sea libre”, resumió.
La duración de las sesiones para aprender a “disciplinar la atención” es “muy individual”, admite. “Depende tanto del hábito como de la capacidad de la persona para aprender a través del cuerpo”.
Si no centramos la atención en lo que nos trastorna, volveremos a repetir la misma conducta una y otra vez, “incluso si somos conscientes de lo que está ocurriendo”, concluyó.
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