Esta estadística es válida si se toman en
cuenta los dos partidos jugados por la Unión Soviética y otros tantos
disputados por el combinado de la postsoviética Comunidad de Estados
Independientes (CEI).
Los números favorecen claramente a Rusia y a su mayor acervo futbolístico: cuatro victorias, tres empates y un sola derrota.
La breve historia de los duelos en un campo de fútbol entre los dos
países comenzó el 2 febrero de 1990, cuando la selección soviética se
impuso 1-3 a la estadounidense en un amistoso disputado en Palo Alto
(California).
Para entonces a la Unión Soviética, sumida en un profundo proceso de cambio, le quedaban ya menos de dos años de vida.
También en 1990, en noviembre, los soviéticos se midieron con los
estadounidenses en un partido por la Copa del Caribe disputado en Port
of Spain, que concluyó con un empate sin goles.
A comienzos de
1992 la selección de la CEI jugó dos amistosos en condición de
visitante con Estados Unidos: el primero, en Miami, lo ganó 0-1,
mientras que en el segundo, en Detroit, cayó 2-1.
Entre 1993 y
1994, la selección ya de Rusia disputó tres partidos amistosos con
Estados Unidos, todos ellos en territorio norteamericano con un balance
de una victoria (0-1) y dos empates (0-0 y 1-1).
Hasta ahora,
la única visita de una selección estadounidense a Rusia fue en abril de
2000, ocasión en que los anfitriones se impusieron 2-0 en un amistoso
disputado el estadio Dinamo de Moscú, con goles de Yegor Titov y Valery
Karpin, quien por entonces defendía los colores del Celta de Vigo.
"Alcanzar y adelantar a Estados Unidos", fue una de las consignas que
durante decenios repitió como una mantra la propaganda soviética pero
que al menos tenía una excepción: el fútbol
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