La embajadora se reunió con la hija de la ex
primera ministra, Yevguenia, y con Grigori Nemyria, vicepresidente del
partido Batkivschina, la formación que encabeza la opositora, y les
comunicó que la secretaria de Estado confía en que pronto podrá reunirse
personalmente con Timoshenko.
La ex primera ministra, que
cumple una condena de cárcel por abuso de poder, delito del que se
declara inocente, se mantiene en huelga de hambre tras denunciar fraude
en las elecciones parlamentarias celebradas el 28 de octubre pasado.
"Me declaro en huelga de hambre en señal de protesta por la
falsificación de las elecciones y la falta de legitimidad del
Parlamento. Sé y creo que la mayoría de ucranianos me entiende y apoya",
aseguró en esa ocasión.
Según Timoshenko y sus partidarios,
la persecución judicial contra su persona es una venganza personal del
presidente de Ucrania, Víctor Yanukóvich, con el objetivo de borrarla de
la vida política del país.
Timoshenko, que lleva más de un
año en prisión, afronta un segundo juicio a cuya vista desde el comienzo
se ha negado a asistir por recomendación de sus médicos, que le
aconsejan que mantenga absoluto reposo para completar la rehabilitación
de la hernia discal que padece.
En este segundo proceso,
Timoshenko está acusada de endosar al Estado ucraniano una deuda
contraída por la corporación Sistemas Energéticos Unidos de Ucrania ante
el ministerio ruso de Defensa por valor de 405,5 millones de dólares
(unos 317 millones de euros).
Según la acusación, Timoshenko
desvió fondos públicos en connivencia con el entonces primer ministro de
Ucrania, Pável Lazarenko, entre 1997 y 1998, a lo que se suma la
evasión de impuestos, lo que le podría costar otros doce años de cárcel.
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