Medvédev destacó: "Las chicas ya han estado suficiente tiempo entre rejas. Yo creo que basta ya".
"El que ya hayan liberado a una de ellas, suerte para ella. El resto
es competencia del juez, la defensa y las correspondientes instancias
fiscales", dijo.
Recordó que las cinco integrantes de Pussy
Riot que actuaron en la catedral de Cristo Salvador de Moscú ni siquiera
llegaron a cantar lo que posteriormente apareció en el portal Youtube y
que tampoco se pudo oír ninguna música, pues el sonido lo pusieron
posteriormente.
Al mismo tiempo, el jefe del Gobierno ruso y
ex presidente, creyente confeso, manifestó que las Pussy Riot le
"desagradan mucho" e incluso hablar de ello le "causa malestar".
Anteriormente, Medvédev ya había expresado que la reclusión en
prisión preventiva durante varios meses era castigo "suficiente para que
piensen sobre lo que ha pasado, por sus tonterías y otras razones".
Ésta no es la postura del presidente ruso, Vladímir Putin, quien a
principios de octubre calificó de justa la sentencia de cárcel contra
las tres jóvenes, una de las cuales, Yekaterina Samutsévich, recibió
posteriormente la libertad condicional.
"En realidad fue bueno
que fueron arrestadas y fue buena la decisión que tomó el tribunal. Las
llevaron al tribunal, les metieron un par de años. Han recibido lo que
querían. No se puede hacer tambalear las bases de la moral (...) ¿Qué
nos quedaría entonces?", dijo Putin en una entrevista por la televisión.
Paradójicamente, poco después el jefe del Kremlin respaldó la
prohibición de que las escolares musulmanas vistan pañuelos para la
cabeza y velos en los colegios, aduciendo que Rusia es un Estado
secular.
Seguidamente, la defensa Pussy Riot acusó al líder
ruso de presionar a los tribunales en vísperas de la vista sobre su
recurso de casación.
Nadezhda Tolokónnikova y María Aliójina,
que se han convertido en celebridades en todo el mundo, ya han sido
trasladadas a las penitenciarías donde tendrán que cumplir sus penas.
Ambas habían solicitado cumplir sus penas en la región de Moscú para
poder estar más cerca de sus hijos, ya que la primera tiene un niño de
cinco años y la segunda una hija de cuatro.
No obstante,
fueron enviadas a la república de Mordovia, a unos 600 kilómetros al
este de Moscú, y a Perm (Urales), a unos 1.400 kilómetros de la capital
rusa.
Ambas mujeres mantienen su inocencia e insisten en que
su acción en la catedral Cristo Salvador de Moscú tenía fines políticos y
no estaba dirigida contra los creyentes ortodoxos.
"Madre de
Dios, echa a Putin", decía la canción cuyo vídeo fue ampliamente
difundido en internet y en el que se criticaba a la Iglesia por pedir el
voto para Putin en vísperas de las elecciones presidenciales de marzo
pasado
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