A la hora de comer, mi hija Velvet era lo más melindroso del mundo cuando se trataba de cereales de cualquier tipo, fríos o calientes. Logró hacer que se desesperasen tres niñeras y una "babushka" (abuelita). La única excepción que hacía, una vez al año, era el kasha de mijo con la carne de las calabazas que usábamos para confeccionar las "jack o’lanterns" o linternas de Halloween. La idea me la dio una jovial mujer de Leningradski Rinok, que nos guardaba cada octubre orondas calabazas sin cortar.