Cargueros Espaciales (Parte 2)

“Tuneando” el lanzador: instalación de un módulo Fregat. Fuente: Roskosmos

“Tuneando” el lanzador: instalación de un módulo Fregat. Fuente: Roskosmos

Continuamos explorando las opciones con las que cuenta Roskosmos para realizar una mudanza al espacio.

En la entrega anterior de 'Cargueros Espaciales'  vimos la familia de lanzadores Soyuz y se mencionaba un misterioso añadido que mejora considerablemente el margen de maniobra de los mismos.

Se trata del Fregat y es una etapa diseñada por Lavochkin Association que sin duda sería el componente estrella del 'tuning' de los cohetes (si realmente existiera esta disciplina). Su primera versión vio la luz en los años 90 y es indispensable para cualquier envío incluso fuera de la órbita. Pesa 42 kg sin combustible, mide 1,5 metros y otorga hasta 22,5 minutos de empuje extra que pueden significar liberarse del abrazo gravitatorio.

La siguiente familia de lanzadores disponibles es la conocida como Protón. Nació como la evolución de un súper ICBM (Misil Balístico InterContinental) capaz de transportar una cabeza nuclear de más de 100 megatones a una distancia de 13.000 km. Entró en servicio en 1965, mantiene una tasa de éxito del 88% y solo se puede lanzar desde Baikonur.

Diferentes configuraciones de carga para el lanzador Protón. (Fuente: Militaryphotos.net)

En la actualidad existen dos Protones, el K (abreviatura de 8K82K) y M. Ambos pueden colocar 22.000 Kg en la Órbita Baja y 6.000 kg en la Órbita de Transferencia Geostacionaria. Para contratar los servicios de este lanzador en particular, se deberá contactar a International Launch Services, una empresa ruso-estadounidense.

 Pero quizás nos habíamos olvidado de un pequeño detalle en la planificación de nuestra mudanza: ¿van a descargarse nuestras cosas en el espacio tal y como las pongamos en el lanzador? De la misma manera que en un camión de mudanzas nuestras cosas van en el remolque, sería necesario usar su equivalente en el espacio.

“Cargamento delicioso”: el vuelo de pruebas del Dragon, vehículo de la compañía de transporte espacial SpaceX, transportaba una inmensa (y sabrosa) rueda de queso. (Fuente: SpaceX)

Por supuesto podríamos ser nosotros los encargados de proporcionar el remolque pero tendrá que estar homologado, proteger su contenido (temperatura, vibraciones, presurización) y venir con un sistema de atraque de serie.

Cuando hablamos de exclusivamente mercancías, la respuesta de Roskosmos es Progress. Un vehículo no tripulado desechable de tamaño y forma similiar a la Soyuz (la nave, no el lanzador) cuya primera versión comenzó a prestar servicio en 1978. La versión actual, la M-2, pesa 13,3 toneladas, mide 12,6 metros y puede cargar hasta 8 toneladas.

Debido a la competencia que supone el ATV europeo y el HSV japonés en el 'tráfico de mercancías' hacia la Estación Espacial Internacional, Roskosmos planea hacer una variación del PTK-NP (PPTS), que no solo reemplazará a la Progress, sino a la ya longeva Soyuz (en su versión tripulada).

Comparativa de tamaños de diferentes naves de carga existentes y en proyecto. (Fuente: Russian Space Web)

Y como va siendo habitual en bastantes artículos de “Límites Científicos”, toca reflexionar sobre lo que nos pueda deparar el futuro.

En ese futuro, espero que no muy lejano, se desplegarán grandes estructuras en órbita que sirvan de astilleros para las misiones con destino a otros planetas. El transporte de piezas de recambio seguramente provocaría un cuello de botella salvable gracias a una nueva tecnología emergente: la impresión 3D.

Esta permite generar cualquier tipo de objeto en el material empleado. De esta manera, solo se necesitarían los esquemáticos de la pieza o herramienta necesaria, así como el material de construcción.

Recientemente, una startup asociada a la NASA ha realizado unas pruebas de esta tecnología en condiciones de microgravedad y se prevé que las siguientes tengan lugar en la propia Estación Internacional Espacial en 2014. Recordemos que el pasado 12 de junio, un pequeño meteorito (y no un “Angry Bird” como más de uno aseguró en tono de broma) impactó contra la ventana 2 de la cúpula de la Estación, obligando a cerrar la tapa y limitando la visibilidad de la tripulación. Con la mejora de la impresión 3D, no sería necesario llamar al cristalero de la Tierra que sin duda cobraría una fortuna en desplazamientos, sino imprimir una lámina con una protuberancia que encajara a la perfección con el agujero producido por el impacto.

Pruebas de impresión 3D en microgravedad. (Fuente: Made in Space)

Y si pensamos en el uso de esta tecnología mejorada en la exploración de otros planetas, sumada a la capacidad de los cargueros espaciales, podemos afirmar sin lugar a duda que el futuro nos tiene reservadas cosas muy interesantes.

MÁS INFORMACIÓN

 

Roskosmos.

Lavochkin Association.

 International Launch Services.

Manual para la planificación de misiones con lanzadores Protón.

3D Printing in Space: Repair Your Space Station With Tools Built in Orbit”.

 GoSatWatch: Aplicación para IOS (iPhone, iPod y iPad) que permite realizar un seguimiento milimétrico de los satélites en órbita, Estación Espacial Internacional incluida.

Lanzamiento de un Protón desde su llegada a Baikonur.

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