Klitschkó, líder de la Alianza Democrática
Ucraniana por las Reformas (UDAR), palabra que significa "golpe" en
ucraniano, había participado en otras campañas electorales, en las que
intentó en vano hacerse con la alcaldía de Kiev, pero nunca había sido
una figura clave de unos comicios.
"A juzgar por la guerra
sucia utilizada por el (gobernante) Partido de las Regiones, yo diría
que las opciones de la oposición son muy buenas. Los votantes creen que
Ucrania va en la dirección equivocada y la jornada electoral es una
oportunidad para cambiar el rumbo", dijo.
Según todos los
sondeos de opinión, UDAR será el segundo o tercer partido más votado
(15-20 % de los votos) en las elecciones legislativas de mañana,
domingo, en las que incluso podría superar a la oposición unificada
encabezada por la encarcelada ex primer ministra, Yulia Timoshenko.
"La expresión de voluntad popular durante el levantamiento popular de
la Revolución Naranja (2004) me inspiró a mí y a toda una generación de
jóvenes profesionales para entrar en política y cambiar la situación en
nuestro país", dijo.
En una inmejorable maniobra de
relaciones públicas, Klitschkó disputó su último combate hace menos de
dos meses en el que retuvo su título, versión del Consejo Mundial de
Boxeo (CMB), al imponerse por "KO" en el cuarto asalto al alemán Manuel
Charr.
Por más que se lo preguntan, Klitschkó aún no ha
confirmado al ciento por ciento que vaya a colgar ya los guantes,
incertidumbre que se ha convertido en su principal arma electoral, según
los expertos.
"A mis 41 años de edad mis días en el ring
están llegando a su fin", respondió a Efe Klitschkó, quien ha ganado 45
combates (41 por KO) y únicamente ha hincado dos veces la rodilla ante
sus rivales, la última hace nueve años ante Lennox Lewis.
El
púgil, que forma junto a su hermano Vladímir la pareja familiar más
exitosa de la historia del boxeo, ha reconocido abiertamente que su
objetivo son las elecciones presidenciales de 2015, pero un buen
resultado electoral podría otorgarle un puesto en el Gobierno.
Quizás por ello, Klitschkó declinó firmar un acuerdo preelectoral con
Batkívschina (Patria), la formación de Timoshenko, que busca aliados
para poner fin a lo que considera una dictadura instaurada por el
presidente Víctor Yanukóvich.
"Nuestra postura es muy clara y
lógica. Primero debemos ganar la votación (...) Sólo entonces sabremos
cuántos votos tendrá UDAR en el nuevo Parlamento y qué otros partidos
han accedido a la Rada Suprema (Legislativo)", apunta el líder de UDAR.
Entonces, agregó: "Suscribiremos un acuerdo de coalición con los
otros partidos que respaldan el acercamiento a Europa y que están a
favor del mercado libre. Este es el caso de Batkívschina".
Hasta el próximo lunes lo máximo que ofrece Klitschkó a los partidarios
de Timoshenko es cooperar contra Yanukóvich, ya que, asegura "Ucrania es
el país más corrompido del mundo".
"Los mayores errores del
régimen fueron la guerra contra las libertades civiles y la pequeña
empresa. ¿Cómo se pueden introducir reformas contra la voluntad popular y
sin tener en cuenta sus opiniones?", comentó.
Klitschkó
denuncia que los ucranianos que protestaron contra las reformas del
sistema fiscal y las pensiones "o recibieron una paliza o fueron
enviados a la cárcel".
"Eso no es diálogo social, es un Estado
autoritario. Somos una nueva generación democrática de hombres y
mujeres hechos a sí mismos que lo único que quieren del Estado es que
cumpla con los servicios sociales que promete", sentenció.
El
político ucraniano ha centrado su programa en la lucha contra la
rampante corrupción en la administración pública, el restablecimiento
del imperio de la ley en la Justicia y los órganos de seguridad, y la
reducción de los trámites para abrir negocios.
"Si Ucrania
quiere acercarse a la Unión Europea debe acabar con el desprecio a la
ley por parte de los funcionarios. Crearemos un órgano anticorrupción
con un consejo público integrado por activistas civiles y periodistas",
asegura.
Klitschkó, que está limpio de toda sombra de
corrupción ya que labró su fortuna boxeando en EE.UU. y Alemania, parece
seguir la senda de otro musculoso deportista reconvertido en político,
Arnold Schwarzenegger, que llegó a ser gobernador de California.
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