La NASA observó en su informe diario que "la
presencia de una nube espacial en la órbita no puede no representar una
amenaza potencial, y será objeto de un concienzudo control y seguimiento
como un peligro para la Estación Espacial Internacional".
El
"Briz-M", destinado a poner los cohetes portadores en la órbita
espacial, fue retirado el pasado mes de septiembre por la agencia
espacial rusa, Roscosmos, tras sufrir seis fallos en el último año y
medio.
El 7 de agosto Rusia no pudo poner en órbita los
satélites ruso Express-MD2 e indonesio Telekom-3 por un defecto en el
Briz-M, que había fallado en otras ocasiones en los últimos años, lo que
ya había obligado a cancelar provisionalmente su utilización.
El enésimo fallo del bloque acelerador reveló un fallo de fabricación,
como reconocieron las autoridades rusas, y éste provocó la dimisión de
Vladímir Nésterov, director general del principal fabricante de cohetes
espaciales rusos Protón (Centro Jrúnichev).
No obstante, en el
pasado las explicaciones de los numerosos reveses sufridos por la
industria espacial rusa en menos de dos años casi siempre recaían en
errores humanos y no en fallos de fabricación.
En agosto del
pasado año un carguero ruso Progress, que portaba carga vital para la
Estación Espacial Internacional, se estrelló poco después del despegue,
en lo que supuso el primer accidente de ese tipo de nave en más de
treinta años.
A esto se suma la pérdida de varios satélites y
el fracaso en noviembre pasado del lanzamiento de la estación marciana
Fobos-Grunt, un duro revés para los planes rusos de exploración
interplanetaria.
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