Una investigación del Centro de Estudios
Estratégicos (CEE) revela que todas las capas sociales rusas están
descontentas con las autoridades y con el presidente, Vladímir Putin, y
no creen que la elite política pueda ser cambiada mediante elecciones.
Los procesos electorales en el país han perdido legitimidad después
de las parlamentarias y presidenciales del último año, salpicadas por
denuncias de fraude, por lo que muchos creen en la conveniencia de una
revolución pacífica, algo que no se percibía en primavera, sostienen los
sociólogos del CEE.
El escenario más probable es la
desobediencia civil en masa, que podría ser provocado por un
empeoramiento de la situación económica del país, señalan los expertos,
que han realizado el estudio por encargo del Comité de Iniciativas
Civiles (CIC) del exministro de Finanzas Alexéi Kudrin.
La
segunda posibilidad es la renovación del poder desde dentro, que podría
consistir, según el CEE, en la destitución del expresidente y actual
primer ministro, Dmitri Medvédev, que por otra parte fue quien forzó la
salida del gobierno del exministro que encargó la investigación.
El peor escenario llevaría a Rusia a la decadencia y la extinción,
que es el camino que sigue el Kremlin en la actualidad, según los
investigadores.
Se extiende entre todas las capas sociales la
opinión de que en los años de Putin no se han conseguido resultados
relevantes para el país, aunque tampoco la oposición goza de
credibilidad.
El líder del partido liberal no parlamentario
"Yábloko", Serguéi Mitrojin, es aún más pesimista y cree que, ante la
inexistencia de vías de escape para el descontento popular, la gente
saldrá a la calle para tomar por asalto las administraciones locales y
regionales.
Mientras, Serguéi Davidis, miembro de la
coordinadora que organizó las últimas protestas ciudadanas contra el
Kremlin, no cree que la población esté preparada para la desobediencia
civil y apuesta por una mayor propaganda contra el poder establecido y
la creación de nuevos partidos políticos.
En marzo de 2011,
nueves meses antes de las elecciones parlamentarias, el CEE predijo que a
los comicios seguirían protestas ciudadanas en masa contra los
resultados electorales, tal como ocurrió.
En mayo pasado,
cuando ya se habían celebrado también las presidenciales que
significaron la vuelta de Putin al Kremlin, el CEE pronosticó, también
con acierto, que las autoridades rusas frenarían las reformas políticas y
reprimirían las protestas.
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