Augustine y Davis (Jimki) disputan por un rebote durante el partido ante el Madrid. Fuente: bckhimki.ru.
Efectivamente,
el conjunto moscovita dominó el encuentro, con ventajas de hasta 18 puntos en
la segunda mitad, que se diluyeron en un espectacular arreón final de los
blancos. La visita del Real Madrid alumbró un lleno en el coqueto Jimki Arena
(algo más de 5.000 espectadores), por cierto, de lejos la afición más fogosa
del baloncesto ruso. La columna vertebral del conjunto moscovita se sustenta en
dos internacionales rusos (Fridzon, Monia), dos croatas (Loncar, Planinic) y
tres americanos incorporados este verano (Davis, Augustine, Rivers). Entre ellos sumaron 81 de los 86 puntos rusos en el
partido. “Esta victoria demuestra que podemos competir de tú a tú con los
grandes de Europa. Tuvimos algo de suerte de que su tiro final no entrase, pero
dominamos. Nuestro objetivo para la fase de grupos es asegurar todos los
encuentros de casa y robar alguno a domicilio para estar en segunda fase”,
explicó Rimas Kurtinaitis, técnico lituano del Jimki, por cierto, estrella del
Madrid a comienzos de los 90. Y es que el equipo de la Región de Moscú ha
quedado encuadrado en el grupo más difícil de primera fase. Además de con el
Madrid, comparte cartel con el Panathinaikos griego, campeón en tres de las
últimas seis ediciones, y la Ulker de Estambul, el nuevo rico del baloncesto
europeo y su verdugo en la primera jornada.
El baloncesto ruso vuelve a contar esta
temporada con sólo dos representantes en la presente Euroliga, debido a que el Unics
Kazan, cuarto finalista el curso pasado y club en claro auge, cayó eliminado
contra pronóstico en las previas por el Le Mans francés. El otro representante
ruso necesita poca presentación: el todopoderoso CSKA de Moscú, que tras
quedarse el curso pasado a las puertas (perdió
la final por un punto), vuelve a postularse como principal favorito al
título de Euroliga, pese a importantes novedades en el equipo. La principal sea
quizá en el banquillo, con el
regreso del técnico italiano Ettore Messina, con el que CSKA ganó la
Euroliga en 2006 y 2008. Su plantilla sufre las irreparables bajas de los rusos
Kirilenko y Shved, ambos con rumbo a la NBA, pero gana en profundidad con las
incorporaciones de Sonny Weems, Aaron Jackson, Drew Nicholas o Zoran Erceg. Una
plantilla larga para afrontar con máximas garantías un exigente calendario de tres
competiciones (liga rusa, liga báltica y Euroliga) y alrededor de 80 partidos.
Por cierto, que el CSKA ha comenzado la temporada Euroliga como se le supone,
contando sus partidos por victorias, 2 de 2. El 8 de noviembre recibe al
Barcelona.
Fuga de talento
La crisis económica española se ha dejado notar en el baloncesto profesional
masculino, dado que la mayoría de los clubes tiene a administraciones locales y
regionales como mecenas directos o indirectos. La suma de los presupuestos de
los equipos ACB se ha contraído en aproximadamente un 25% para la nueva
temporada y como resultado han visto emigrar a la mayoría de sus mejores
extranjeros. Sus principales destinos han sido la NBA, Turquía… y Rusia. Por
ejemplo, Marko Banic y Aaron Jackson, estrellas del Bilbao Basket, firmaron por
el Unics Kazan y el CSKA de Moscú, respectivamente. El tirador Jimmy Baron
cambió San Sebastián por Kuban (Lokomotiv) y Chuck Eidson, Barcelona por Kazan.
James Augustine, jugador más valorado de la ACB el pasado curso (18,6 de media),
salió de Murcia rumbo a Jimki. Mismo destino que Paul Davis, referente interior
del Cajasol sevillano las dos últimas temporadas. Además de la reducción de
presupuestos, un segundo factor para
esta diáspora de talento de la ACB serían los impuestos. En un sector en que
los salarios se negocian en neto, los extranjeros en Rusia tributan sólo un 13%
a partir de los 6 primeros meses, muy por debajo del tipo impositivo español
para ese rango de salarios una vez vencida la ‘Ley Beckham’.
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