Esa misión -agregó- es necesaria "para
demostrar, en primer lugar a nosotros mismos, que podemos aterrizar en
otros cuerpos celestes".
En noviembre del año pasado el
programa espacial ruso sufrió uno de sus mayores reveses con la pérdida
de la estación automática Fobos-Grunt, que tenía como misión volar a
Fobos, una de las dos lunas de Marte, posarse en su superficie y traer a
la Tierra una cápsula con 200 gramos de muestras del suelo del satélite
marciano.
El proyecto, con un coste estimado en unos 170
millones de dólares, hubiera permitido estudiar la materia inicial del
sistema solar.
Por un fallo en sus propulsores, la Fobos-Grunt
quedó en órbita terrestre y dos meses después de su lanzamiento cayó
descontrolada en aguas del océano Pacífico, según informaron las
autoridades rusas.
"La lección más importante del fracaso de
la Fobos-Grunt es que todas las grandes cosas hay que hacerlas paso a
paso", dijo hoy Jártov, cuya corporación celebra 75 años de vida.
Resaltó que Rusia no realizaba un proyecto como el de la Fobos-Grunt desde hacía treinta años.
"No se puede dar un gran salto. Primero debemos llegar a la
superficie de la Luna. Luego, después de un tiempo, con ayuda de un
aparato más pesado, sacaremos hielo de una profundidad de dos metros",
dijo.
La próxima misión, agregó, debiera consistir en traer hielo lunar a la Tierra para su estudio.
Jártov destacó que la conquista del espacio siempre se ha acompañado
de fracasos y recordó que de las 58 misiones lunares soviéticas, la
mitad fueron fallidas.
Agregó que Estados Unidos también ha
experimentado fracasos en proyectos de estaciones automáticas
interplanetarias, como en los pasados años 90 cuando perdió cuatro
misiones marcianas.
"Sin embargo, cada dos años (los estadounidenses) continuaron enviando aparatos a Marte", subrayó
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