El país es un sólido exportador de crudo a nivel global, pero este recurso no durará siempre. Fuente: AP.
La economía rusa depende en gran medida del sector de las materias primas. Esto no es ningún secreto para lo que conocen un poco el país. Según el Servicio Tributario Federal, el impuesto por la extracción de petróleo y gas en Rusia conforma poco menos de la mitad de los ingresos del presupuesto federal. Si añadimos a la exportación de petróleo y gas la exportación de metal y madera, tenemos el 85% de toda la exportación en la economía rusa.
Esta dependencia de las materias primas, o como se suele llamar, 'la espada de Damocles de los recursos', hace del país un exportador sólido de petróleo y gas en el que se puede confiar a largo plazo, pero también crea determinados problemas económicos.
El ministro de Energía, Alexánder Novak, declaró en una entrevista a Rusia Hoy: “Los índices de producción en la industria petrolera continúan a un nivel alto en los últimos años. Se ha superado la tendencia a la caída de la extracción que apareció a principios de la crisis financiera mundial en 2008. Las medidas de estímulo tomadas en su momento por el gobierno han contribuido a la implantación del máximo volumen de extracción del periodo postsoviético: 511,4 millones de toneladas en 2011. Según el Esquema General de Desarrollo de la Industria Petrolera, el volumen de extracción alcanzado se mantendrá a un nivel estable hasta 2020 y debería ascender a unos 530 millones de toneladas”.
Previsiones realistas
Al este y al norte de Rusia existen por lo menos 20 yacimientos todavía sin explotar. Desde los yacimientos de Vankor y de Verjnechonsk, por ejemplo, se envía petróleo a China, y según Novak podrán satisfacer esta alta demanda durante al menos cinco años. Después la exportación a China se redirigirá desde los yacimientos vecinos en Siberia Oriental y Yakutia.
Sin embargo, hay dos claras amenazas que podrían echar por tierra el plan del Ministerio de Energía de alcanzar hacia 2020 un volumen de extracción de 530 millones de toneladas. Por un lado, el impuesto actual a la extracción de minerales fósiles y por el otro, el débil vínculo entre el sector minero y otros sectores de la economía.
A vueltas con los impuestos a la extracción
El problema principal del sistema tributario consiste en que los impuestos y recaudaciones no revierten en un resultado financiero, sino en los índices absolutos de beneficios de las compañías. A pesar de que este sistema permitiera en su momento simplificar los procedimientos administrativos y la recaudación de impuestos, no tiene en cuenta la economía del sector e impide que haya un flujo de inversión en esta.
En pocas palabras, cuanto más alto sea el precio del petróleo, mayor será el volumen de extracción, aunque el IRPF también subirá a traición. Como resultado, aunque la compañía aumente la extracción, el incremento potencial del ingreso afectará al IRPF. Así, la regulación tributaria existente provoca que la explotación de un gran volumen de reservas, tanto en los nuevos yacimientos como en los que ya están siendo explotados, no sea rentable.
Como era de suponer, el gobierno ya ha introducido exenciones en el IRPF para los yacimientos situados en las nuevas regiones de extracción y ha reducido los impuestos tanto en los yacimientos antiguos como en los nuevos.
El 24 de septiembre, el ministro de Energía, Alexánder Novak, declaró que el gobierno había tomado la decisión de reducir significativamente los impuestos aduaneros para el petróleo procedente de yacimientos de Siberia Oriental. Según el ministro, la recaudación aduanera se reducirá en casi un 50%.
Además, el gabinete de ministros planea prolongar la ya existente tasa cero del IRPF para los yacimientos orientales. El fin de la exención de impuestos estaba planeado para el 1 de enero de 2017, ahora será aplazado al 1 de enero de 2022.
Estos privilegios están dirigidos a los yacimientos situados en la región de Krasnoyarsk, Irkutsk, Yakutia y en el distrito autónomo de Yamalia-Nenetsia. En estos yacimientos las compañías siempre se encuentran con dos dificultades principales: una infraestructura poco desarrollada y unas condiciones ambientales hostiles. La tasa cero del IRPF para yacimientos con infraestructura poco desarrollada no tiene ningún sentido, ya que para poder vender el petróleo extraído es necesario llevarlo de alguna manera hasta el usuario. Y si el transporte se come los beneficios que se adquieren con la ausencia del IRPF, se obtiene 'lo comido por lo servido', y no se aporta ningún incentivo a la compañía.
Y es que las compañías rusas apenas son capaces de gestionar la explotación de yacimientos de difícil acceso debido a su coste elevado, a las duras condiciones ambientales, a la ausencia de la tecnología necesaria, a las infraestructuras y a la lejanía de los mercados.
Tenemos la tarea de extraer, por ejemplo, petróleo de la misma plataforma continental del Ártico. Pero no es posible llevarlo a cabo sin la ayuda de socios extranjeros, ya que no se sabe cómo extraer ese petróleo ni a quién vendérselo, porque los mercados ya existentes de venta de petróleo ruso, por ejemplo en Europa, están reduciendo su consumo.
Las grandes empresas, como TNK-BP, también confían en una estimulación por parte del Estado y en la ayuda de socios extranjeros. Aseguran que si el gobierno no introduce las enmiendas necesarias en la legislación tributaria, numerosos proyectos se quedarán en la fase de desarrollo.
Por otra parte, en una entrevista para Rusia Hoy, el vicedirector del Centro de Desarrollo de investigación científica de la Escuela Superior de Economía, Valeri Mirónov, describía la situación de este modo: “El petróleo es un patrimonio nacional. Si extraemos estos recursos, no deberíamos malgastarlos en el consumo actual, sino convertirlos en nuevos activos para transferirlos de alguna forma a las futuras generaciones: a nuestros hijos y nietos. Así que nuestra principal tarea debería ser, o bien conservar estos recursos, o bien invertirlos en nuevos activos. Ya sea en infraestructura, en capital humano o en nuevas fábricas, esto es cuestión de política fiscal. Pero, en principio, debería estar prohibido malgastar los ingresos del petróleo en el consumo actual”.
Según el vicedirector del Centro de Análisis Macroeconómico y Previsión a Corto Plazo, Valeri Mirónov, existen tres salidas a esta situación.
La primera es la inversión de los ingresos de las materias primas en la diversificación de la economía, es decir, en el desarrollo de los sectores de la economía no basados en las materias primas.
La segunda es la inversión en activos reales de otros países. Y la tercera es la inversión de fondos en el control del mercado mundial de recursos energéticos.
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