Carmen conserva varias fotos del central,
hijo de exiliados políticos que dejó una huella imborrable a su paso por
algunos de los mejores equipos del país: Torpedo, Spartak, Lokomotiv y,
por supuesto, el Dinamo Minsk, el mejor equipo de Bielorrusia.
Como buen español de origen vasco, "Juancho" soñó con ser una estrella
del fútbol y a fe que lo logró, como lo atestiguan muchos futbolistas
soviéticos que compartieron vestuario o se enfrentaron a él en los
terrenos de juego.
"Lo recuerdo muy bien. Juan era un central
con mucha clase. Era muy alto y jugaba magníficamente de cabeza. Siempre
que podía, se sumaba al ataque, algo poco habitual entonces", comentó a
Efe Víctor Ponedelnik.
Ponedelnik, autor del gol de la
victoria de la URSS en la final de la primera Eurocopa de 1960, asegura
que "Juan era un central moderno, adelantado a su tiempo".
Su
hermana recuerda emocionada como en algunas ocasiones Juan se escapaba
de la escuela moscovita en la que cursaba estudios para jugar al fútbol o
ver partidos.
"El profesor de gimnasia, que era seleccionador
de juveniles, fue el primero en fijarse en él. Primero, se lo llevó a
Yaroslavl, un club de la segunda división rusa y después a Bielorrusia",
dijo.
Carmen Usatorre recuerda que poco después ya fue
fichado por el Dinamo Minsk, el único equipo bielorruso que militaba en
la primera división soviética.
"Jugó tres temporadas en Minsk
(1962-65). Era muy querido. Quizás por ser español, por tener un
apellido diferente o por ser muy alto (1,85 metros) y guapo. El caso es
que era muy popular entre los aficionados y la prensa", relata.
Sus grandes actuaciones para el Dinamo, donde jugó 108 partidos,
llamaron la atención del seleccionador soviético, que lo convocó en diez
ocasiones para defender la camiseta de la Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas (URSS)
"Fue internacional, pero sólo
disputó partidos amistosos. Incluso fue de gira con la selección por
América Latina. Decían que era un jugador muy inteligente, fino y que
veía muy bien el campo desde la defensa", comenta.
Según
reconocía él mismo en una entrevista concedida a la prensa deportiva
española en 1986, Usatorre recordaba con especial orgullo el empate a
dos goles logrado en 1965 en el estadio Maracaná ante Brasil con Yashin
en la portería.
"Mi apellido era un trabalenguas para los
rusos. Actuaba de defensa central, siendo conocido por mi contundencia y
agresividad, Quizá por mi sangre española", dijo.
Usatorre
colgó las botas al principio de la década de los 70 con amargura, debido
a la imposibilidad de disputar encuentros oficiales con la URSS.
"Le dolió muchísimo no ser internacional de manera oficial. La gente,
los periodistas y otros futbolistas creían que debía haber jugado. No
le dejaron sólo por ser español. Él siempre lo consideró injusto",
apunta Carmen.
Ella está convencida aún hoy en día de que esa
segregación futbolística fue una cuestión política, "una especie de
filtro", y se explica porque "el sistema soviético era entonces muy
cerrado y nada flexible".
Al respecto, Ponedelnik señaló: "No
puedo entenderlo. En aquella época no había limitaciones de esa clase
por parte de la federación internacional".
"Debió de ser alguien en la Unión Soviética quien tomó esa decisión", indicó.
En víspera del partido que enfrentará el viernes en Minsk a la
selección de España, actual campeona mundial y europea, a la de
Bielorrusia, muchos aún recuerdan a Juan Usatorre.
Uno de los
que no ha podido olvidar al español es Iván Sabóstikov, de 71 años,
lateral izquierdo del Dinamo, que fue tercer clasificado en la liga
soviética en 1963 y subcampeón de copa ante el todopoderoso Spartak.
"Éramos grandes amigos. Él era muy buena gente. Siempre jugaba con el
3 y era un extraordinario defensa. Era muy poderoso de cabeza, justo la
faceta en la que nosotros éramos más débiles. Tenía una muy buena
técnica de salida del balón. Los delanteros le tenían pavor", recuerda
en conversación telefónica.
Al parecer, soñaba con jugar en
España, concretamente en el Barcelona, y estaba seguro de que si hubiera
jugado en un club europeo, su carrera hubiera sido mucho más exitosa.
"Le hubiera encantado jugar en España. Seguía el fútbol español por
la radio o la prensa, porque entonces no se podían ver los partidos por
la televisión", dijo.
Usatorre emigró a España con su madre en
1983 y llegó a obtener la ciudadanía de la patria de sus progenitores,
pero murió en Barcelona (1989) debido a un sarcoma en una de sus
castigadas piernas.
Ahora sus restos yacen enterrados en un
cementerio moscovita, junto a su padre, teniente coronel del Ejército
republicano, después de una azarosa vida en la que llegó a ser
internacional con su país, pero no pudo hacer realidad todos sus sueños
como futbolista.
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