Serguéi Lavrov, ministro de Asuntos Exteriores de Rusia. Fuente: ITAR-TASS.
Durante su intervención en la Asamblea General de la ONU ha repetido varias veces la idea de que la injerencia en los asuntos internos de un estado es inadmisible. ¿Se refería usted a los acontecimientos en Oriente Próximo? ¿OestoatañetambiénaRusia?
Evidentemente. El principio de no injerencia en los asuntos internos de los estados figura en la Carta de las Naciones Unidas. Este principio no sirve para que Rusia se sienta de alguna forma mejor o peor. Es un principio fundamental del derecho internacional. Si permitimos que se viole o que se tome a la ligera con un país que no es capaz de defenderse, se producirá una reacción en cadena. El mundo se convertiría en un caos. Esta tendencia es la que nosotros observamos en Oriente Próximo.
¿Cómo se desarrollará la situación en Siria?
Hay dos opciones. Si nuestra prioridad número uno es salvar vidas humanas, entonces se debe cumplir lo que se acordó en Ginebra, es decir, detener el fuego en todas partes y sentarse en la mesa de negociaciones. Por el contrario, si la prioridad es derrocar el régimen y a Bashar al Assad, entonces no podremos ayudar de ninguna manera. El Consejo de Seguridad de la ONU no se ocupa de eso por definición. Esto sería una incitación a la continuación de una guerra fratricida.
La elección es muy sencilla, aunque, evidentemente, incómoda. En conversaciones con mis colegas he notado que entienden la ausencia de alternativa a estas dos opciones, pero todavía no están dispuestos a dar a conocer su propia visión geopolítica. Y esto es muy triste.
¿Por qué la imagen de Rusia es principalmente negativa en la mayoría de países occidentales? ¿Puede el Ministerio de Asuntos Exteriores mejorarla?
Por desgracia, a menudo Rusia es objeto de manipulación o directamente falseada por parte de algunos medios de comunicación internacionales. Basta recordar cómo se hicieron eco de los acontecimientos relacionados con la agresión de Georgia a Osetia del Sur en agosto de 2008.
Lo mismo sucede con la campaña propagandística masiva en Occidente sobre el caso de Pussy Riot. En ninguna de las fases del proceso judicial se han levantado contra las cantantes de Pussy Riot acusaciones de carácter político. Han sido juzgadas por acciones de gamberrismo en la mayor catedral ortodoxas de Rusia. Los intentos de relacionar el veredicto del tribunal con una especie de “presión general del régimen sobre la oposición” son fruto de la ignorancia de la realidad rusa y característicos de una liberalización de la vida política.
¿Qué fue lo que irritó a Moscú de la labor de la agencia USAID?
A nosotros no nos enfada ni nos apena nada. Teníamos un acuerdo del año 1992 que establecía el comienzo de la actividad de la Agencia para el Desarrollo Internacional en la Federación Rusa. Entonces nuestro país se encontraba en un estado precario y no se prestó mucha atención a los documentos que se estaban firmando con estos socios extranjeros.
El acuerdo, que fue la base para la actividad de USAID, era del todo discriminatorio para Rusia. Daba a la parte americana derechos que en otra situación difícilmente se podrían haber cedido.
Hace un año denunciamos este acuerdo. Tras nuestra denuncia dejó de existir una base legal para la actividad de esta agencia en territorio de la Federación Rusa.
Si no existe una base legal, tampoco existe en nuestro país la necesidad de recibir subvenciones, ya que nosotros las otorgamos. Y el estado ruso ya destina suficientes fondos para las actividades de las ONGs, de hecho, hace poco el presidente Putin triplicó estos fondos.
Entre otras cosas, algunos de los proyectos que la agencia llevaba a cabo (sin el acuerdo de Rusia) eran sospechosos y tenían un claro matiz político. En particular, había proyectos en el Cáucaso Norte en los que la agencia no era muy transparente a la hora de escoger a sus socios y a los receptores de las subvenciones.
No hay ningún impedimento para que los nobles fines que perseguía la Agencia de Estados Unidos para el desarrollo internacional no puedan continuar realizándose en Rusia. Ya sea ayudar a minusválidos y niños, o llevar a cabo proyectos educativos y otros índole social. El gobierno estadounidense puede hacer llegar el dinero necesario por otros canales.
En definitiva, quiero decir una cosa: los que nosotros queremos es dar una base legal a nuestra cooperación y a nuestras relaciones con los demás estados en todos los ámbitos en el marco de los principios de igualdad y respeto mutuo.
¿Y a las fundaciones europeas que trabajan en Rusia no les debe preocupar correr la misma suerte?
No. Estas fundaciones desempeñan su labor en el marco de acuerdos intergubernamentales. USAID es parte del Departamento de Estado de los Estados Unidos.
Hay quien opina que Estados Unidos aprobará la ley Magnitski, que incluye sanciones económicas y de visados contra algunos cargos oficiales rusas. Y que los que sufrirán las consecuencias serán los que querían, a costa de esta ley, anular la discriminación existente hacia la Federación Rusa en la enmienda Jackson-Vanik (que impuso restricciones arancelarias a la URSS en 1974).
Esta opinión es del todo equivocada. La ley de Magnitski se aprobará de todos modos, y esto no es el precio por la abolición de la enmienda. Los republicanos, y muchos demócratas del Congreso, han declarado en público que la ley Magnitski es necesaria. Muchos partidarios de esta ley dicen que Rusia no merece la abolición de la enmienda Jackson-Vanik.
¿Y cómo podría reaccionar Rusia a la aprobación de la ley Magnitski en los Estados Unidos?
Los intentos de mezclar el comercio con la justicia y de ejercer presión sobre Rusia empeorarán seriamente la atmósfera tanto en el diálogo político bilateral como en el campo de la cooperación económica.
Versión reducida. Artículo publicado originalmente en ruso en Kommersant.
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