Volski subrayó que el nuevo Gobierno que
saldrá de las elecciones suavizará la legislación georgiana relativa a
los "territorios ocupados" con la intención de crear una base para
restablecer las relaciones con las dos repúblicas separatistas, que se
declararon como países independientes con el apoyo de Moscú en 2008.
"No creemos que debamos llamarlos necesariamente marionetas (de
Rusia). Es hora de hablar juntos seriamente sobre cuestiones de
seguridad y pensar sobre ello", recalcó el consejero de Ivanishvili.
Sueño Georgiano cree necesario "ampliar considerablemente" la
implicación de la sociedad internacional en las relaciones de Georgia
con los dos territorios separatistas y preparar "una seria base política
para unas negociaciones de envergadura".
Tras ganar las
elecciones, Ivanishvili aseguró que "mejorar las relaciones con Rusia es
difícil, pero no imposible", mientras pronosticó que se necesitaría un
mínimo de cinco años para conseguirlo después de que ambos países se
enfrentasen en 2008 por el control de Osetia del Sur.
Georgia
perdió todo control sobre los territorios tras la guerra ruso-georgiana
en agosto de 2008, que se inició tras el asalto de las tropas georgianas
a la capital de Osetia del Sur y concluyó con una incursión de las
tropas rusas en territorio soberano georgiano.
La guerra,
denominada por el Kremlin como "operación para imponer la paz" a
Georgia, concluyó con la victoria aplastante de Rusia, que llegó a tener
sus tropas a tiro de cañón de Tiflis, la capital georgiana.
Tras la contienda, Moscú reconoció la independencia de Osetia del Sur y
también de Abjasia, otra región separatista georgiana fronteriza con
Rusia, e instaló bases militares en ambos territorios secesionistas.
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