El ministro de Exteriores ruso, Serguéi
Lavrov, llegó ayer a Islamabad en una visita que coincide con otra del
jefe del Ejército paquistaní a Moscú y está destinada a mitigar el
malestar en Pakistán por la ausencia del presidente Vladimir Putin.
La visita de Putin, cancelada esta semana a última hora, hubiera
supuesto la primera al país surasiático de un presidente de Rusia.
El alineamiento de Pakistán con el bando occidental durante la Guerra
Fría había situado a este país en la lista de los rivales de la extinta
URSS.
Islamabad tuvo de hecho un papel clave en el éxito de
los "muyahidines" que expulsaron al Ejército ruso de Afganistán a
finales de los ochenta, un hecho que aceleró la caída de la Unión
Soviética.
La llegada del siglo XXI y de un nuevo escenario
global, que se plasma con claridad en la geopolítica de Oriente Medio y
el Sur de Asia, ha provocado el realineamiento de las piezas y la
creación de aliados inesperados.
En el marco de la aparente
mejora de la relación bilateral, Moscú anunció hace un mes la presencia
de Putin en una conferencia internacional en Islamabad esta semana, pero
el viaje se canceló repentinamente la semana pasada.
"Fue
solo una cuestión de agenda, no fruto de malentendido alguno", afirmó
hoy Lavrov sobre el fiasco la visita presidencial en una comparecencia
en Islamabad ante los medios junto a su homóloga paquistaní, Hina
Rabbani Khar.
El acercamiento se inició en mayo del año pasado
con la visita a Moscú del presidente Asif Alí Zardari, que tuvo mayor
significado por ser la primera que efectuó el mandatario tras la muerte
en Pakistán de Bin Laden a manos de un comando de EEUU.
La
evidencia de que el hombre más buscado del mundo se escondía desde hacía
años en suelo paquistaní aumentó las suspicacias de Occidente y de los
vecinos de Pakistán, que se ha tornado un país cada vez más aislado y
con mayor necesidad de aliados regionales.
"Las relaciones
entre dos países no se pueden medir por una sola visita, y si fuera así,
la llegada del ministro de Exteriores Lavrov con solo dos días de aviso
sería una señal inmejorable", dijo hoy la jefa de la diplomacia
paquistaní.
Rabbani Khar repasó brevemente los "intereses
convergentes" entre ambos estados, y destacó la cercanía en temas de
política regional y de intercambio económico, un punto en el que puso
énfasis.
"Los proyectos iniciados en Pakistán con ayuda rusa
durante el siglo XX deben ver la luz en el siglo XXI", afirmó la
ministra.
Rabbani Khar hizo hincapié en la inversión impulsada
por Moscú -y estimada por medios locales en unos 500 millones de
dólares- para modernizar el conglomerado siderúrgico público de
Pakistán, que se inició en los años setenta con ayuda de la Unión
Soviética.
"Pakistán y Rusia quieren acercarse para
contrarrestar la influencia de EEUU en la región, algo que conviene
especialmente a los rusos porque son un gran jugador internacional con
intereses en el centro y el sur de Asia", dijo a Efe la analista Sabá
Aslam.
"Los ámbitos concretos de mayor coincidencia son el de
la energía y, sobre todo, el del comercio militar, porque Pakistán está
interesado en conseguir armamento y los rusos buscan nuevos
compradores", recalcó Aslam.
No es casual que a la vez que
Lavrov llegaba a Islamabad, el jefe del Ejército paquistaní, Ashfaq
Pervez Kayani, despegaba con rumbo a Moscú para iniciar una ronda de
contactos con responsables militares locales.
Pero la
convergencia -término utilizado hoy por ambos ministros de Exteriores-
de intereses está lejos de haberse plasmado en unas relaciones fluidas.
Como muestra de ello, la conferencia de prensa ofrecida hoy por los
cancilleres fue escueta, y Rabbani Khar tuvo que disimular su disgusto
por el hecho de que Lavrov dedicara más tiempo a hablar de la situación
en Siria que de las relaciones con Pakistán.
"El principal
obstáculo para el acercamiento sigue siendo India, con quien los rusos
tienen una muy buena relación y desde hace mucho tiempo", afirmó Sabá
Aslam.
La columnista del diario local The News Kamila Hyat lo
resumió el pasado domingo: "A pesar del significativo acercamiento a
Moscú, un intercambio de papeles con la India pasando al campo de EEUU y
Pakistán al bando de Rusia es totalmente irreal".
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