Cruce de intereses en Asia Central

Los presidentes de Rusia y Tayikistán, Vladímir Putin y Emomale Rajmon durante una ceremonia de bienvenida en Dushanbé,Tayikistán, 5 de octubre de 2012. Fuente: AP.

Los presidentes de Rusia y Tayikistán, Vladímir Putin y Emomale Rajmon durante una ceremonia de bienvenida en Dushanbé,Tayikistán, 5 de octubre de 2012. Fuente: AP.

Las cinco repúblicas centroasiáticas (Kazajstán, Uzbekistán, Turkmenistán, Tayikistán y Kirguistán), surgidas como nuevos Estados independientes tras la desaparición de la Unión Soviética, fueron en cierto modo olvidadas durante los años 90 del pasado siglo, pero en la actualidad conforman una región geopolítica de gran importancia en la que las potencias mundiales tratan de posicionarse para defender sus intereses, en muchas ocasiones contrapuestos. Por otra parte, ese interés ha sido aprovechado por los dirigentes locales para perpetuarse en el poder y maximizar sus propios beneficios.

Los intereses de Rusia en el Asia Central: el desenganche de la post-Guerra Fría

En 1992 la nueva Rusia presidida por Borís Yeltsin optó por desengancharse delas repúblicas centroasiáticas, en su pretendido camino hacia la integración con Occidente, ya que las percibía como regiones atrasadas y que habían representadouna importante carga económica para Moscú, incluso en el marco de la URSS. Baste recordar que sólo en 1989 Rusia subsidió con el equivalente a 53.500 millones de dólares a las restantes repúblicas soviéticas, y un 48% de esa cantidad fue destinada a Asia Central.

Por tanto, el interés ruso se limitó a la denominada triada: evitar los conflictos armados, por lo que supondrían de inestabilidad para su flanco sur; vigilar las fronteras exteriores de las nuevas repúblicas, para que sirvieran de colchón ante amenazas como los tráficos ilícitos y el terrorismo; y mantener una presencia militar en la zona que le proporcionase capacidad de respuesta rápida. Por otra parte, el control de los recursos energéticos estaba garantizado por el trazado centralizado de las infraestructuras soviéticas, que obligaba a los centroasiáticos a exportarlos a través de Rusia, ante la falta de alternativas para dirigirlos a otros mercados.

Esa retirada de Rusia de lo que había sido su patio trasero posibilitó la incursión enla zona de otras potencias. Así, Turquía intentó estrechar lazos con las repúblicas de etnia e idioma altaicos (todas menos Tayikistán, de etnia persa), política del entonces presidente Özal que se denominó panturquismo, mientras que para Estados Unidos el principal interés radicaba en reducir la influencia de Moscú, por lo que la administración Clinton fomentó la integración regional sin participación rusa (con el fallido proyecto de 'Unión del Asia Central') e incorporó esos países a la Asociación porla Paz de la OTAN.


Ver mapa más grande

En lo que respecta a China, en esta etapa fueron los intereses de seguridad los que motivaron su implicación en la región. De entrada, necesitaba fijar definitivamente sus límites fronterizos con Kazajstán, Kirguistán y Tayikistán, algo que había llegado incluso a provocar incidentes armados en la etapa de la URSS. Pero lo más importante para Pekín era (y lo sigue siendo) la estabilidad de su región de Xinjiang, el antiguo Turquestán Oriental habitado por el pueblo uigur también de origen altaico, cuyas reivindicaciones independentistas se estaban relanzando.

En consecuencia, el 26 de abril de 1996 Rusia, China, Kazajstán, Kirguistán y Tayikistán (los cinco de Shanghái) firmaron un acuerdo para fortalecer la confianza en la esfera militar, que contemplaba medidas como la retirada de las tropas a más de 100 kilómetros de las fronteras, cooperación que evolucionó hasta llegar a la creación dela OCS y a la firma de la 'Convención de Shanghái'  para combatir elterrorismo, el separatismo y el extremismo” (las llamadas tres plagas), el 15 de juniode 2001.

El nuevo siglo y el papel de la región en la lucha contra el terrorismo internacional


Loa atentados del 11 de septiembre de 2001 y la posterior campaña contra Al-Qaeda pusieron a Asia Central en el centro de la estrategia de Washington. Los regímenes locales ofrecieron su territorio para la instalación de bases militares estadounidenses, como las de Manas en Kirguistán y K2 en Uzbekistán, que les reportaron pingües beneficios económicos y políticos.


Inicialmente esa presencia contó con la aquiescencia de Rusia y China, también enemigos declarados del terrorismo islamista, pero al prolongarse el conflicto afgano las bases comenzaron a resultar molestas, por lo que ya en 2005 la OCS solicitó a Estados Unidos que fijase un calendario para su retirada definitiva.

Por lo que respecta a Rusia, su presencia en Asia Central se potenció como parte de larecuperación del estatus de gran potencia bajo la presidencia de Vladímir Putin. Moscú combinó herramientas del llamado 'poder blando', como las inversiones en sectores estratégicos o la apertura de su mercado de trabajo a los emigrantes centroasiáticos, con herramientas coercitivas como las amenazas de repatriación de esos trabajadores foráneos, las subidas en el precio de los suministros energéticos, o los ocasionales bloqueos comerciales, y todo ello manteniendo su presencia militar en la región (con bases en Tayikistán y Kirguistán).

En paralelo, se crearon nuevas organizaciones supranacionales, como la Organizacióndel Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC) o la Comunidad Económica Euroasiática, cuyas competencias en parte se solapan con las de la OCS, pero que ofrecen a Rusia laventaja de que en ellas no comparte liderazgo con China.

En lo relativo a Pekín, la preocupación por el independentismo uigur sigue siendo clave, a lo que se une la necesidad de recursos energéticos para su mercado interior y la promoción del comercio, todo lo cual ha llevado a los chinos a realizar grandes inversiones en la zona haciendo uso de sus aparentemente ilimitadas reservas de divisas.

Precisamente la energía merece una mención aparte, ya que el Asia Central ha logrado zafarse de esa situación monopolista que les obligaba a exportar sus recursos a través de Rusia, y ya dispone de alternativas para hacer llegar su petróleo a Europa (oleoducto Bakú-Tiblisi-Ceyhán) y a China (oleoducto Atyrau-Alashankau), y en 2009 sepuso en servicio el nuevo gaseoducto que une a China con Turkmenistán (a través de Uzbekistán y Kazajstán), al que se unirá otro por el norte de Afganistán y Tayikistán.

Frente a todos esos movimientos, la influencia de Occidente es relativamente modesta. La Unión Europea tiene desde 2007 una estrategia para Asia Central, pero los avances prácticos son limitados. Por lo que respecta a Estados Unidos, la lejanía geográfica y la falta de intereses vitales en la zona, más allá de la campaña de Afganistán, propiciarán que Washington se desentienda de Asia Central a partir de 2014, lo que dejará a esas repúblicas (y a Rusia y China) en una compleja situación deseguridad si el régimen de Kabul no logra imponer su autoridad sobre todo el país.

Conclusiones

Hoy en día el Asia Central es una de las regiones geopolíticas de mayor trascendencia para la seguridad mundial. Sin embargo, Estados Unidos y la Unión Europea tienen una capacidad de influencia muy inferior a la de vecinos como Rusia, que mantiene sus vínculos históricos con la zona y su ascendente sobrelos dirigentes locales, o China, que lleva a cabo grandes inversiones sin imponer condiciones políticas a cambio, y está sedienta del petróleo kazajo y del gas turkmeno.

Por ello, la OCS se convierte en la pieza clave de la estabilidad regional, como un modo de conciliar los intereses económicos rusos y chinos, y para afrontar en colaboracióncon los países centroasiáticos los graves riesgos para la seguridad (terrorismo, crimen organizado, tensiones étnicas) que no harán más que crecer tras la retirada occidentalde Afganistán en 2014. El desarrollo integral de las infraestructuras energéticas y de comunicaciones será parte decisiva de ese esfuerzo.

Todos los derechos reservados por Rossíiskaia Gazeta.

Esta página web utiliza cookies. Haz click aquí para más información.

Aceptar cookies