"Las acusaciones de las que nos informó la
parte estadounidense tienen un carácter penal, no tienen nada que ver
con actividades de espionaje", afirmó Serguéi Riabkov, viceministro de
Exteriores, citado por la agencia Interfax.
Admitió la falta
de claridad en algunos aspectos de este asunto, a la vez que expresó su
esperanza de que se respeten los derechos de los acusados.
El
ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, no ve vínculos
entre el desmantelamiento de la red y la campaña electoral en Estados
Unidos, algo a lo que habían apuntado con anterioridad varios
funcionarios rusos.
Mientras, Serguéi Klinov, director de la
empresa Apex, sospechosa de intermediar en las operaciones de suministro
de tecnologías de uso militar, se abstuvo de hacer comentarios al
respecto.
La Fiscalía del Distrito Este de Nueva York acusó la
víspera a once personas de haber mantenido durante años una
multimillonaria red de exportación ilegal de tecnologías para usos
militares desde Estados Unidos hasta diferentes agencias militares y de
inteligencia rusas.
Los acusados habrían enviado a Rusia
componentes de microelectrónica, como microprocesadores o
microcontroladores, utilizados para la orientación de misiles o la
activación de detonadores, unas sofisticadas tecnologías que apenas se
fabrican en ese país, según indicó la Fiscalía en un comunicado.
La exportación de este tipo de artículos de alta tecnología está
sujeta a estrictos controles en Estados Unidos por su posible uso
militar, pero los acusados los habrían eludido falseando los documentos
que requiere el Departamento de Comercio para realizar exportaciones.
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