Los acusados habrían enviado a Rusia
componentes de microelectrónica, como microprocesadores o
microcontroladores, utilizados para la orientación de misiles o la
activación de detonadores, unas sofisticadas tecnologías que apenas se
fabrican en ese país, según indicó la Fiscalía en un comunicado.
La exportación de este tipo de artículos de alta tecnología está
sujeta a estrictos controles en Estados Unidos por su posible uso
militar, pero los acusados los habrían eludido falseando los documentos
que requiere el Departamento de Comercio para realizar exportaciones.
Entre las once personas señaladas por el Ministerio Público se
encuentra Alexander Fishenko, nacido en la antigua república soviética
de Kazajistán y nacionalizado estadounidense, que está acusado de haber
operado como un agente del Gobierno ruso en Estados Unidos sin estar
registrado como tal.
Fishenko fundó en 1998 la empresa Arc
Electronics en Houston (Texas) y, desde 2002 hasta la actualidad,
exportó ilegalmente a Rusia tecnologías valoradas en unos 50 millones de
dólares con la ayuda de la empresa rusa Apex Systems, en la que el
acusado también cuenta con una participación.
Según los
documentos presentados por la Fiscalía, el Ministerio de Defensa ruso
había designado a una subsidiaria de Apex como una compañía
"certificada" para proveer y enviar a ese país equipamiento y tecnología
militar, que solía enviar desde el aeropuerto internacional John F.
Kennedy de Nueva York.
"Los acusados hilaron una elaborada red
de mentiras para evadir las leyes que protegen nuestra seguridad
nacional. Los acusados intentaron sacar provecho del libre mercado
estadounidense para robar las tecnologías de este país para el Gobierno
ruso", dijo en un comunicado la fiscal Loretta Lynch.
Ocho de
los acusados, entre ellos Fishenko, fueron detenidos entre la tarde del
martes y la mañana de hoy en Houston, mientras que los otros tres
todavía están siendo buscados por las autoridades, que además han
lanzado órdenes de registro en residencias y locales vinculados a los
acusados.
"La capacidad de países extranjeros de adquirir de
forma ilegal tecnología estadounidense sensible y sofisticada supone una
importante amenaza tanto para la economía como para la seguridad
nacional de nuestra nación", dijo por su parte un agente del FBI en
Houston, Stephen Morris.
Fishenko se enfrenta a una pena
máxima de veinte años de cárcel por conspirar para cometer lavado de
dinero y otros diez por actuar como un agente no registrado de un
Gobierno extranjero, mientras que los demás acusados afrontan penas de
entre cinco y veinte años.
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