"Quiero declinar los servicios de mi abogada
Violeta Vólkova y, en consecuencia, de mis otros dos abogados dado que
mi postura respecto al caso penal no coincide con la suya", dijo
Samutsévich al tribunal sin aclarar las diferencias que la han llevado a
tomar esa decisión.
Los otros dos letrados que la defendían,
Nikolái Pólozov y Mark Feiguín, y que también representan los intereses
de Nadezhda Tolokónnikova y María Aliójina, declararon a los medios
rusos que Samutsévich, al igual que sus compañeras, fue presionada
reiteradas veces por las autoridades para que cambiara su postura.
"Se les envió a funcionarios, se les amenazó con quitarles a sus
hijos, actuando a través de familiares y amigos. Intentaron aplastar su
postura, que consiste en que las chicas no cometieron ningún delito",
dijo Pólozov.
Feiguín manifestó que en el caso de Samutsévich "su entorno jugó un papel negativo para cambiar su postura".
Pólozov aseguró que el padre de Samutsévich se mostró contrario a la
decisión que tomó su hija para rechazar a sus letrados y trató
comunicarse con ella en la vista de hoy a través de una nota que intentó
pasarle con ayuda de sus defensores.
Y mientras se celebraba
la vista, en la calle se congregaron partidarios y detractores de Pussy
Riot que llamaron la atención con cantos.
Los creyentes
recitaron oraciones y cantaron salmos, algunos incluso de rodillas
frente al tribunal, mientras que sus oponentes entonaron algunos temas
del grupo punk al conocer el aplazamiento de la vista.
Varias
decenas de creyentes trataron de marchar en procesión alrededor del
juzgado al conocer su decisión y concluyeron la marcha con un rezo de
rodillas frente a la puerta del tribunal.
La defensa de
Tolokónnikova y Aliójina solicitará en la reanudación de la vista que la
corte reconozca "que la sentencia es ilegal y sin base jurídica" y la
deje sin efecto al considerar que no es delito el acto que
protagonizaron en el templo de Cristo Salvador de Moscú contra el actual
presidente ruso, Vladímir Putin, y la cúpula eclesiástica.
El
pasado 21 de febrero cinco mujeres encapuchadas penetraron en una zona
restringida del principal templo ortodoxo ruso, donde cantaron y
bailaron.
"Virgen María, echa a Putin", rezaba la famosa canción.
La condena de cárcel a Pussy Riot provocó un aluvión de críticas en
la comunidad internacional, que la consideró desproporcionada y un
atentado contra la libertad de expresión.
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