En mayo próximo el mismo astillero de la
antigua capital imperial rusa comenzará a construir el casco del segundo
de los portahelicópteros, uno de los cuales será desplegado en aguas
del mar Negro.
Una vez terminados los bloques metálicos del
casco de ambos buques serán enviados después a los astilleros franceses
DCNS, que completarán la última fase del ensamblaje de los
portahelicópteros.
Rusia se comprometió a pagar 1.200 millones
de euros (1.659 millones de dólares) por los dos portahelicópteros en
el marco del programa de modernización de sus Fuerzas Armadas.
Por el momento, se desconoce si los buques incluirán los sistemas
tácticos y de mando originales, lo que había desatado críticas por parte
de otros miembros de la OTAN.
Tampoco se sabe si Francia
cederá a Rusia las licencias de producción de los sistemas tácticos
ZENIT-9 del Mistral y la patente para fabricar también los sistemas de
mando SIC-21.
Rusia también está interesada en la compra de
otros dos buques de la misma clase, que serían construidos en territorio
ruso, aunque aún no se conoce cuando se firmará el correspondiente
contrato.
Este es el primer contrato de venta de buques de un
país aliado a Rusia, lo que generó gran inquietud entre los tres Estados
bálticos y Polonia, que temen que los portahelicópteros rusos amenacen
su seguridad.
Los Mistral, de 199 metros de eslora y 32 de
manga, tienen un desplazamiento máximo de 32.300 toneladas, desarrollan
una velocidad de hasta 18,8 nudos y pueden recibir hasta 16
helicópteros, unos 50 vehículos militares y a medio millar de soldados.
En el marco del programa de rearme hasta 2020, Rusia se gastará unos
700.000 millones de dólares, entre otras cosas, en la adquisición de 100
buques: 35 corbetas, 15 fragatas, 20 submarinos y otros barcos de apoyo
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