Los oligarcas rusos Oleg Deripaska y Vladímir
Potanin, que luchan por el control del gigante de las materias primas
Norilsk Nickel, libran una batalla en la Justicia suiza que tiene como
fondo el blanqueo de capitales y la presión que EEUU y Alemania ejercen
sobre el principio del secreto bancario.
Según informa el
diario suizo "Tages-Anzeiger", que ha tenido acceso a un documento
oficial, Deripaska, accionista minoritario de Norilsk Nickel, está
maniobrando para destapar un gran caso de blanqueo de dinero negro,
presuntamente procedente de la fortuna amasada por Potanin, el hombre
que controla la multinacional rusa.
Ambos multimillonarios
mantienen casos abiertos en diversas instancias judiciales del mundo, y
en el caso de Suiza Deripaska ya intentó sin éxito en mayo que la
Fiscalía de la Confederación Helvética abriera una investigación contra
su rival.
En concreto, le acusó de apropiarse indebidamente de
al menos 1.000 millones de dólares en acciones de Norilsk Nickel -uno
de los mayores productores mundiales de níquel, paladio, cobre y
platino, que tiene unos beneficios anuales en torno a los 5.000 millones
de dólares-, aunque el citado diario suizo señaló que la cantidad
supuestamente blanqueada en Suiza ascendería a 3.000 millones de
dólares.
La Fiscalía de Berna negó en mayo la apertura de
pesquisas por considerar que no había pruebas, tras lo cual Deripaska,
según el "Tages-Anzeiger", se puso en manos de Thomas Borer, ex
embajador suizo en Alemania conocido por haber destapado los fondos en
bancos helvéticos de dinero incautado a los judíos en la II Guerra
Mundial.
Borer no ha confirmado que Deripaska sea su cliente,
pero el mes pasado anunció a través de la página web Russland-Aktuell
(www.aktuell.ru) su estrategia de facilitar información a las
autoridades estadounidenses y suizas sobre cómo sigue circulando por el
país el dinero negro procedente de negocios dudosos.
Sin citar
tampoco a Potanin, Borer declaró a otro diario suizo -"Le Temps"- que
su objetivo es que la Fiscalía investigue la gestión de 3.000 millones
de dólares por parte de la banca privada Hyposwiss, filial del banco
cantonal de San Galo, que supuestamente habrían circulado previamente
por diversos paraísos fiscales.
"En tiempos normales, este
banco gestiona fortunas por un montante total de en torno a los 11.000
millones de dólares, por lo que este asunto podría revelar uno de los
mayores casos de blanqueo de dinero negro en Suiza", declaró el ex
embajador.
"Por supuesto que existe la presunción de
inocencia, pero el ministerio público debería al menos abrir una
investigación", agregó Borer, quien subrayó que jamás revela el nombre
de sus clientes y que su intención es "atraer la atención de las
autoridades sobre este problema", incluso si eso supone acrecentar las
tensiones en la relación entre Suiza y sus principales socios
comerciales.
En los últimos años, Suiza ha cerrado acuerdos
con EEUU y Alemania para facilitar los nombres de personas con cuentas
bancarias en territorio helvético acusadas de evadir impuestos,
cuestionando de manera casi definitiva el hasta entonces principio del
secreto bancario de las instituciones financieras de este país.
El Gobierno suizo se ha mostrado partidario de estos acuerdos para
revertir la imagen de paraíso fiscal, aunque de manera muy gradual.
En este sentido, Borer insistió en que su intención es acabar con la
falta de transparencia bancaria que puede propiciar el blanqueo de
dinero y consideró que "la cuestión de saber cuál de los dos oligarcas
ruso tiene razón en su pulso de poder es secundaria"
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