Según los expertos, estas cifras ponen en
peligro la estabilidad presupuestaria, justo cuando el Gobierno acaba de
presentar un proyecto que busca reducir al mínimo el déficit en 2015.
Belúsov explicó que los 52.000 millones de enero a agosto coincide
con las previsiones del ministerio y pronosticó que la tendencia
revertirá en 2014.
"Consideramos que en los próximos años
podemos alcanzar una cifra de 30-40.000 millones de dólares de llegada
de capitales", señaló.
El ministro recordó que en 2007-08 la economía rusa recibió anualmente más de 100.000 millones de dólares.
A principios de año el Ministerio de Desarrollo Económico ruso
calculaba que la fuga de capitales sería de entre 10.000 millones y
25.000 millones de dólares en 2012, cuando sólo en abril resultó ser de
8.000 millones de dólares.
Los analistas opinan que los
inversores no tienen fe en la agenda reformista del primer ministro,
Dmitri Medvédev, quien sustituyó en mayor a Vladímir Putin, que asumió
la presidencia rusa por un mandato de seis años.
Los
inversores temen que el Gobierno apueste por el excesivo gasto para
satisfacer las demandas sociales, las promesas electorales de Putin y el
costosísimo programa de rearme tras la destitución, el pasado año, del
todopoderoso viceministro de Finanzas, Alexéi Kudrin.
A la
fuga de capitales contribuye también la incertidumbre política que
comenzó en las elecciones parlamentarias de diciembre, que fueron
seguidas por las mayores manifestaciones antigubernamentales contra el
fraude oficialista en más de veinte años.
El pasado año la fuga de capitales alcanzó los 80.500 millones de dólares y en 2010 había sido de 33.600 millones
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