El regreso de un violinista excepcional

El famoso violinista Maxim Vengerov vuelve a los escenarios. La interrupción de su brillante carrera se debió a una lesión del hombro. Durante el mencionado periodo, Venguerov se dedicó a la dirección orquestal, estudiando con Yuri Simónov en el Conservatorio de San Petersburgo. Su concierto en el Teatro Colón, que tuvo lugar el 14 de septiembre, demostró que Venguerov se encuentra en excelente forma. "No volver a tocar el violín sería igual que decir que no quiero hablar más ruso. El violín es todavía parte de mi vida", confiesa el músico.

Hace dos meses se organizó en Buenos Aires el II Concurso Internacional de Violín. Entre los miembros del jurado se encontraba Zajar Bron, su profesor. Los resultados fueron sorprendentes: los tres participantes de Rusia obtuvieron premios y todos ellos eran alumnos de Bron. ¿Qué piensa del 'fenómeno Zajar Bron'?

 

Sí, Zajar Bron es un pedagogo único. Puede enseñarle a cualquiera que tenga dos brazos y un mínimo interés por tocar el violín. Y si además ocurre que una persona posee un poco de talento, Bron hará lo posible por convertirla en una estrella. Tiene un don especial para encontrar la motivación en los alumnos y que estos estudien durante muchas horas al día, casi olvidándose de sí mismos. Éramos muchos en clase, y siempre entre nosotros existió  un espíritu de competencia. Todo el mundo quería ser el mejor. En cuanto a mí, gracias a Zajar Bron ya me sentía un violinista a los 13 años y sabía que iba a dedicar mi vida a la música.

        

Es cierto que para enseñarle a los demás hay que tener un don especial. Pero también hay que tener muchas ganas de compartir y transmitir la experiencia. Se puede enseñar la técnica, pero ¿cómo se puede transmitir a los alumnos la capacidad de sentir?

 

Por supuesto que el componente emocional de un verdadero músico juega un papel muy importante. Y, claramente, la experiencia emocional está estrechamente relacionada con la experiencia de la vida. Un hombre vive y cada día junta, gota a gota, las nuevas emociones. Luego, estas gotas se derraman en un océano de sentimientos. Por ejemplo, ayer, después del concierto, presencié el show 'Tango Rojo', que estaba maravillosamente diseñado. En el escenario había algunas parejas de jóvenes bailando. Todos lo hacían muy bien, no tenían  más que una buena técnica. En un momento, salió un bailarín al escenario, tenía unos 60 años. ¡Quedé alucinado con su baile! Es como una confirmación de la importancia de la experiencia emocional para cualquier artista. 

 

Maxim Vengerov nació en 1974, en Novosibirsk. Sus estudios de violín comenzaron con Galina Turchaninova y continuaron con Zajar Bron. A los diez años, ganó el Primer Premio del Concurso de Violín Junior Wieniawski en Polonia. En 1989, junto con Zajar Bron, se trasladó a Lübeck (Alemania). Un año después, en 1990, ganó el Concurso de Violín Carl Flesch, en Londres. El 15 de julio de 1997, Venguerov se convirtió en el primer intérprete de música clásica nombrado Embajador de Buena Voluntad de UNICEF.

Usted está dando clases en la Royan Academy de Londres y en la Escuela de Música de Saarbrücken. ¿Alguna vez ha tenido interés por organizar un concurso propio?

 

No, nunca he pensado en ello. Me basta con que a menudo me inviten a formar parte del jurado de diversos premios internacionales. Por ejemplo, en el Concurso Wieniawski o el Concurso Yehudi Menuhin. Hace poco participé como jurado en el XIV Concurso Chaikovski, administrado por el famoso director de orquesta del Teatro Kirov, Valeri Gergiev.

 

El año 2012 Mstislav Rostropóvich habría cumplido 85 años. Al recordar los numerosos encuentros con el legendario músico, las grabaciones y los conciertos conjuntos, ¿qué episodio viene a su mente más a menudo?

 

Al recordarlo no pienso en ningún episodio en particular. Recuerdo siempre aquel sentimiento único que crecía en mi alma cada vez que me encontraba con el Maestro. Parecía que me transportaba a una dimensión temporal diferente. Es difícil encontrar las palabras para describir nuestra conexión emocional. Tal vez lo que sentía hacia él era la admiración del alumno hacia el profesor. Era increíble sentir lo mismo en el momento de una simple conversación o cuando nos encontrábamos en el estudio de grabación. Pero debo decirle que no sólo yo me sentía así. Estoy seguro de que todos los que lo conocían, sentían lo mismo.

¿A qué escuela interpretativa considera que pertenece?

 

Pertenezco a la escuela rusa. Me considero un fiel seguidor de los grandes músicos rusos, tales como David Oistrakh, Sviatoslav Richter o Mstislav Rostropóvich.

 

¿Ha grabado algo nuevo últimamente?

 

Si, grabé tres discos. Uno de obras para violín solo, va a salir al mercado en diciembre de 2012.

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