Medvédev precisó que no es su intención
"ponerse en el lugar del juez", pero consideró que "el castigo que ya
han sufrido, su reclusión en prisión durante un periodo bastante largo
es suficiente para que piensen sobre lo que ha pasado por sus tonterías u
otras razones", según las agencias locales.
"Lo que ha
sucedido, la reclusión bastante larga en la cárcel de un conocido grupo
de chicas, ya es por sí mismo una castigo muy serio por todo lo que han
hecho, sin tener en cuenta la sentencia. La propia permanencia en
prisión (provisional) ya es un castigo, pero que muy importante", indicó
el primer ministro.
El predecesor de Vladímir Putin en la
Jefatura de Estado ruso subrayó que la condena no es firme toda vez que
ha sido recurrido por la defensa de las jóvenes.
Medvédev no
dudó en señalar que le "da asco hablar" de la actuación de las Pussy
Riot en la catedral de Cristo Salvador de Moscú contra el entonces
candidato y ahora presidente ruso, Vladímir Putin, acción que llevó a la
cárcel a tres de las cinco chicas que la protagonizaron durante la
campaña electoral rusa.
"Me dan ganas de vomitar lo que han
hecho, su aspecto físico y toda la histeria que acompaña lo sucedido. Es
lo que siento personalmente", dijo tras pedir disculpas por usar
"términos poco parlamentarios" para expresar "el aspecto emocional de
este asunto".
El propio presidente ruso declinó hace unos
días, en una entrevista al canal de televisión en inglés Russia Today,
comentar la sentencia condenatoria contra las Pussy Riot, aunque sí
destacó el aspecto moral del caso y manifestó que "el castigo debe ser
adecuado al delito".
"No voy comentar si la condena está
fundamentada y si es adecuada a lo que (las Pussy Riot) hicieron. Creo
que estas muchachas tienen abogados, que son los que deben representar
sus intereses en los tribunales", dijo.
A la pregunta de si
las tres mujeres podrían obtener libertad anticipada, el presidente ruso
respondió: "Entienda, trato de no tener nada que ver con este caso. Sé
qué ocurre, pero no me meto".
Nadezhda Tolokónnikova,
Yekaterina Samutsévich y María Aliójina fueron sentenciadas por
"gamberrismo motivado por odio religioso" tras ser detenidas por la
policía y juzgadas por su actuación en el principal templo de la Iglesia
Ortodoxa rusa.
Las Pussy Riot se dieron a conocer el 21 de
febrero, cuando cinco de sus integrantes irrumpieron encapuchadas en una
zona restringida del altar de la catedral de Cristo Salvador.
"Madre de Dios, echa a Putin", decía la canción cuyo vídeo fue
difundido en internet y en la que se acusaba al patriarca de la Iglesia
Ortodoxa Rusa, Kiril, de creer en el presidente de Rusia y no en Dios.
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