De los rusos que viajaron a México a hacer vinos

Progresivamente, México se está volviendo un destino prioritario para los productores de vinos de todo el mundo. Fuente: Alamy / Legion Media

Progresivamente, México se está volviendo un destino prioritario para los productores de vinos de todo el mundo. Fuente: Alamy / Legion Media

La tierra fértil de Baja California, al noroeste de México, está dando muchas sorpresas al mundo del vino. Bodegas como Casa Pedro Domecq o LA Cetto ofrecen caldos extraordinarios con uvas Petit Shiraz o Malbec y están dando que hablar. 

Hasta hace unos años, cuando se hablaba de los vinos del Nuevo Mundo, nadie hablaba de México. A pesar de que Baja California está relativamente cerca del Valle de Napa, en la California de Estados Unidos, los vinos que marcaban tendencia eran los que venían de Chile, de Argentina  o de Australia. 

Parece que todo eso, está cambiando. Y en parte, es responsable de ello una pequeña bodega de origen ruso que trabaja allí y crea vinos desde principios del siglo pasado: Casa Bibayoff.

A principios del siglo XX, unas cien familias molokanes llegaron a México huyendo de la Rusia de Nicolás II. Se establecieron en el precioso Valle de Guadalupe y crearon su propia colonia rusa, a la que trayeron sus costumbres y su forma de entender el mundo.

Desde 1906, comenzaron a producir vino de manera artesanal para vendérselo a las bodegas cercanas. Hasta que unos años más tarde, el pionero Alexéi M. Dalgoff consiguió los permisos del gobierno mexicano para crear allí su propia marca.

Generaciones más tarde, el actual patriarca de la familia, David Bibayoff Dalgoff, decidió dar un paso adelante hasta crear en 1988 Casa Bibayoff, una empresa moderna que crea en el Rancho Toros Pintos los únicos vinos rusos de México, así como uva de mesa de variedad Red Globe, que provee a otras bodegas.

Casa Bibayoff está en un lugar privilegiado, apenas a 20 kilómetros del Océano Pacífico. Bibayoff Vinos son una rareza en el panorama vinícola del Nuevo Mundo, en sus etiquetas se pueden observar las cúpulas de una iglesia ortodoxa rusa.

En Toros Pintos, donde se llega desde la localidad de San Antonio de las Minas, hay un museo de la familia Bibayoff - repleto de trajes típicos rusos - y la posibilidad de degustar sus productos. Los viñedos dan uvas como cabernet sauvignon, zinfandel, chenin blanc, colombard y su vino estrella, la nebbiolo.

Progresivamente, México se está volviendo un destino prioritario para los productores de vinos de todo el mundo. En el país latinoamericano, los consumidores se han decantado desde siempre por el tequila, producido principalmente en el estado de Jalisco y por el mezcal, que se producen en el estado de Oaxaca, al sur del país.

Allí, el consumo de vinos es menor. Apenas 0,16 litros al año per cápita. Poco a poco, la producción nacional ha ido subiendo. 

A su manera, México es un país de tradición vinícola. Se producen vinos también en estados como Aguascalientes, Nuevo León Guanajuato, Zacatecas o Coahuila.

La mejor zona es Baja. Baja California lleva dando vinos muchos años. Como la zona de los viñedos de la California de Estados Unidos, las regiones vinícolas de México ofrecen al mundo del vino un clima generoso, de días calientes y noches frescas y tierras fértiles.

Empresas de todo el mundo están haciendo esfuerzos por exportar sus vinos a México. En este momento, el principal exportador es España, con sus vinos de Rioja y Ribera de Duero.

En México, el negocio del vino representa un volumen anual de facturación de más de 43 millones de euros, lo que lo convierte en un mercado muy atractivo. España tiene aproximadamente más del 30% de la cuota de mercado, seguido por Chile, mientras que los vinos de Estados Unidos tienen una cuota inferior al 10%, a pesar de estar a un tiro de piedra del Valle de Guadalupe.

Según explica a Rusia Hoy el español Juan Pedro Vázquez, propietario de Bodegas Ocnos (dueño de las marcas Crysos y Maroh), “México es prioritario para muchas bodegas. El nacimiento de una clase media con poder adquisitivo, sumado a que muchos mexicanos han optado por un estilo de vida que incluye sobre todo el consumo de vino tinto, nos ha llevado a muchos a hacer incursiones en el país.”


A su manera, México tiene siglos de tradición vinícola. En 1524, inmediatamente después de la conquista española, Hernán Cortés ordenó a todos los españoles propietarios de terrenos que plantaran mil viñas por cada cien indígenas a sus órdenes. Él fue uno de los más importantes impulsores del vino en la Nueva España.


Cuando llegó, en el actual territorio de México ya existían viñas silvestres, que producían un caldo que los aztecas llamana 'acacholli'.

La primera de las bodegas fue Santo Tomás, creada en ese 1888 lejano por los pioneros Miguel Ormart y Francisco Andanegui. Comercializaban desde la vecina ciudad de Ensenada, también en Baja California.

Hoy en día, Casa Bibayoff constituye una nota diferenciadora. Una realización de que en cualquier lugar del mundo, inmigrantes y viajeros pueden hacer cosas sobresalientes. 

Casa Bibayoff, bajo la atenta mirada del enólogo Hans Backoff, de origen alemán, es más que una nota de curiosidad en el mercado vinícola del Nuevo Mundo.

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