Tres de las componentes del grupo fueron
detenidas en marzo, después de que la Iglesia Ortodoxa Rusa (IOR)
reaccionara con indignación ante lo que calificó de "sacrilegio", y
condenadas a fines de agosto a dos años de prisión.
"El pasado
26 de febrero, después de ver la grabación de la actuación en la
catedral Cristo Salvador, (Ruzánkina) sufrió un dolor de cabeza y una
hipertensión", dijo su abogada, Inessa Riabínina, citada por la agencia
Interfax.
La defensa de Pussy Riot había pedido rechazar la demanda y la catalogó de "abuso de derecho".
El 21 de febrero pasado, cinco de las integrantes de Pussy Riot
irrumpieron encapuchadas en una zona restringida del altar de la
catedral de Cristo Redentor, donde comenzaron a cantar.
"Madre
de Dios, echa a Putin", decía sobre el presidente ruso la canción, cuyo
vídeo fue difundido en internet y en la que se acusaba al patriarca de
la Iglesia Ortodoxa Rusa, Kiril, de creer en el presidente de Rusia y no
en Dios.
La dureza de la condena de las Pussy Riot provocó un
aluvión de críticas en la comunidad internacional, desde EEUU a la
Unión Europea, la OSCE y el Consejo de Europa, que la consideraron
desproporcionada y un atentado contra la libertad de expresión.
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