El plan se había desarrollado para actuar en
caso de un agravamiento crítico de la situación en Siria que no tuvo
lugar, por lo que los buques rusos abandonaron su base militar en el
país árabe sin subir personal y equipamientos a bordo del barco, precisó
el Estado Mayor.
Los infantes de marina estaban listos para
garantizar el transporte de personas, armas, documentación y
equipamientos valiosos al puerto ruso de Novorossiysk, en el Mar Negro,
en caso de que se dieran las órdenes oportunas desde Moscú.
"El resto (de la base) debía ser destruido con explosivos o mediante el fuego", explicó el portavoz militar.
Con la flotilla ya en el Mediterráneo, el centro analítico del Estado
Mayor ruso concluyó que la situación en Siria seguía bajo control del
régimen gobernante, por lo que no era necesario evacuar al personal ruso
que trabaja en el país ni destruir el punto de apoyo para las fuerzas
navales en el puerto de Tartus.
Tartus, que acogió una base
soviética en tiempos de la Guerra Fría, es actualmente un centro de
mantenimiento y abastecimiento para la Flota rusa del mar Negro
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