El viernes pasado, el asesino condenado, un
exmilitar azerbaiyano, fue enviado a Azerbaiyán, donde fue
inmediatamente puesto en libertad por las autoridades, a lo que Armenia
respondió con la ruptura de sus relaciones diplomáticas con Budapest.
La prensa húngara especula que el asesino fue extraditado a raíz de
un acuerdo secreto entre Budapest y Baku, en el que se fijó que el país
caucásico compraría bonos de Estado húngaros.
El Gobierno
magiar niega estas versiones y dice que Azerbaiyán le aseguró que el
asesino seguirá cumpliendo su condena en su país de origen.
Ayer, el ejecutivo de Orbán calificó como "inaceptable" la liberación
del condenado y presentó una misiva de queja ante el embajador
azerbaiyano en Budapest.
Eso sí, Hungría no planea dar nuevos
pasos en relación con este caso, añade Orbán en la entrevista publicada
hoy, agregando que espera que también en las próximas décadas Hungría
mantendrá buenas relaciones con Armenia.
Armenia y Azerbaiyán, dos exrepúblicas soviéticas, están enfrentadas desde hace décadas por el enclave de Nagorno Karabaj.
Entre 1991 y 1994 estuvieron en guerra por este territorio que se
encuentra dentro de Azerbaiyán aunque está habitado por armenios.
El conflicto, que se cobró las vidas de unas 25.000 personas, acabó con la ocupación armenia del enclave
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