Serguéi Ovchinnikov. Fuente: RIA Novosti
La
mañana del miércoles apareció muerto el seleccionador ruso de
vóleibol femenino, Serguéi Ovchinnikov. Se encontraba en Porek,
Croacia, concentrado con su club (Dinamo de Moscú), preparando la
pretemporada tras los Juegos Olímpicos. Al ver que no acudía al
desayuno ni contestaba al teléfono, los miembros del equipo dieron
la voz de alarma y el personal del hotel abrió la puerta de su
habitación, donde encontraron su cadáver. La policía local
comunicó que Ovchinnikov, de 43 años, apareció ahorcado en su
habitación de hotel, donde no se encontraron signos de violencia o
pelea. Aunque todavía no se tienen los resultados de la autopsia,
todos los indicios señalan al suicidio. ¿Los motivos? Sus allegados
y conocidos apuntan a la decepción por el resultado en los Juegos
Olímpicos.
La selección rusa de vóleibol femenino acudió a
Londres como principal candidata al oro. Sin embargo, tras
clasificarse invicta como primera de grupo, perdió contra pronóstico
en cuartos de final ante Brasil, que después se terminó proclamando
campeona. Rusia ganó en 2010 el campeonato del mundo y en 2011 Serguéi Ovchinnikov se hizo cargo del banquillo con el único objetivo
del oro en Londres.
"Se tomó los Juegos como algo personal y
estuvo muy mal tras la derrota. No hablaba demasiado. Incluso después
de las victorias siempre estaba pensando en algo y fumaba mucho”,
comenta Vladímir Alekno, seleccionador ruso de vóleybol masculino.
"No hubo ni una palabra mala hacia él, ni un reproche. Sí,
hubo un error en los Juegos Olímpicos, ¿y qué?, al diablo con
ello. No sé cómo no ha podido hacer frente a ello", declaró
su amigo y antiguo seleccionador Vladímir Kuzyutkin a la emisora rusa
RSN.
Aunque Ovchinnikov fue respaldado por la Federación
Rusa de Vóleibol tras los Juegos, la prensa nacional le señaló
como responsable de la derrota en cuartos de final ante Brasil, un
apretado partido que se decidió en el quinto set y en el que Rusia
desperdició hasta 6 puntos de victoria. Las críticas se centraron
en Ovchinnikov por su gestión del encuentro, apuntando a su escaso
bagaje internacional o experiencia en la gestión de selecciones.
Aunque era todavía joven, 43 años, su carrera como técnico era
meteórica.
En las últimas 14 temporadas había cambiado 8 veces de
equipo, cada uno mejor que el anterior. Desde el Neftyanik de su
Yaroslav natal, donde comenzó a entrenar con 29 años, hasta llegar
al Dinamo de Moscú en 2011, uno de los clubes más potentes de
Rusia, con el que alcanzó la final de la Superliga la pasada
temporada (donde cayó 3-2 ante el Kazan). Será enterrado el 6 de
septiembre en Yaroslavl, ciudad cercana a Moscú, donde residía junto
a su mujer y dos hijas.
En los inicios de su carrera, a
comienzos de la pasada década, Ovchinnikov pasó estrecheces
económicas y compaginó su profesión de entrenador con trabajos
como vigilante de seguridad en una refinería o celador en un
polideportivo para poder sacar adelante a su familia. Oleg Ustimov,
director del club de vóleibol de Yaroslavl y amigo de toda la vida,
recuerda “estaba obsesionado por el vóleibol, ni siquiera cuando
íbamos de vacaciones a la playa con las familias hablaba de otra
cosa”.
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