"Esas muertes están sobre la conciencia de
las así llamadas personalidades públicas que apoyaron con su prestigio a
las participantes en esa acción en el templo de Cristo Salvador y, como
resultado, algunos desequilibrados creen que tienen carta blanca", dijo
Smirnov a la agencia Interfax.
Tres integrantes del polémico
grupo, Nadezhda Tolokónnikova, Yekaterina Samutsévich y María Aliójina,
encarceladas desde marzo, protagonizaron en febrero pasado en el
principal templo ortodoxo de Rusia una acción contra el actual
presidente ruso y entonces candidato, Vladímir Putin, y la cúpula de la
Iglesia Ortodoxa Rusa.
El proceso judicial contra las tres
jóvenes, que fueron condenadas a dos años de prisión, desencadenó una
campaña internacional a favor de su libertad a la que se han sumado
figuras del mundo musical de la talla de Paul McCartney, Sting, Madonna o
Björk y bandas como Red Hot Chili Peppers.
Smirnov, jefe del
departamento sinodal para la cooperación con las Fuerzas Armadas y las
Fuerzas del Orden rusas, considera que las personalidades del mundo de
la cultura y la política tenían que haber previsto el alcance de sus
palabras.
"Ahora todas estas personas (...), gente como el
propio Paul McCartney, Amnistía Internacional y personalidades rusas,
deben retractarse de su labor por los 'derechos humanos' y hacer nuevas
declaraciones", apuntó.
El arcipreste propone que organicen
una marcha para dejar claro que "están en contra de acciones como las
que hubo en el templo y que se retractan de sus palabras" en defensa de
las cantantes.
Anteriormente, Nikolái Pólozov, abogado de una
de las integrantes del grupo punk, calificó de "ruin y sucia
provocación" lo sucedido en Kazán y manifestó su esperanza de que la
policía encuentre pronto al culpable o culpables del asesinato.
"Lamento que unos degenerados usen de esta manera el nombre del grupo
Pussy Riot. No hay duda de que se trata de una provocación", dijo el
letrado.
Las tres jóvenes, detenidas días después de su
provocadora actuación en el principal templo de los ortodoxos rusos, no
se reconocieron culpables en el juicio e insistieron en calificar su
acción como una "expresión política de forma artística", tras lo cual
escucharon la sentencia con serenidad e incluso sonrisas.
El
21 de febrero pasado, cinco integrantes del grupo Pussy Riot irrumpieron
encapuchadas en una zona restringida del altar de la catedral de Cristo
Redentor.
Una vez allí, las mujeres se desprendieron de varias prendas y comenzaron a tocar la guitarra eléctrica, a cantar y a bailar.
"Madre de Dios, echa a Putin", decía la letra de la canción cuyo
vídeo fue difundido en internet y en la que se acusaba al patriarca de
la Iglesia Ortodoxa Rusa, Kiril, de creer en el presidente de Rusia y no
en Dios, por haberlo apoyado de cara a las elecciones
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