El daño ocasionado a la naturaleza es serio. Fuente: Eddie Esdale / Flickr
“Unos lugareños denunciaron en la comisaría de Arséniev que un habitante de la localidad tenía ginseng, pieles de tigre y bilis de oso; además de tener en casa armas y municiones”, afirmaron los agentes.
Al llegar al domicilio indicado, los policías hallaron ocho pieles de tigre y varios visones, nutrias y zorros, así como 1,5 kilogramos de raíces del ginseng y 150 cartuchos para fusiles. Supuestamente, el hombre acaparaba pieles para venderlos a clientes procedentes de China.
Los parafarmacéuticos chinos están dispuestos a pagar hasta 6.000 dólares por el cadáver de un tigre de Amur, porque en la medicina oriental, los colmillos, las uñas o los huesos del tigre son considerados potentes estimuladores.
El coordinador de la sucursal del Amur del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), Serguéi Aramiliov, comentó que se trata de uno de los lotes más grandes de los pieles del tigre del Amur incautados alguna vez en Rusia.
“El daño ocasionado a la naturaleza es serio. En un espacio de 120 hectáreas habitan de ocho a diez tigres. En este caso puede tratarse del exterminio de todo un grupo de animales. Además, de los ocho tigres matados cuatro eran cachorros, y uno no tenía más de tres meses”, señaló.
El tigre del Amur habita en Rusia en el Lejano oriente, en los Territorios de Primorie y de Jabárovsk. Según datos del último censo, su población es de unos 450 animales. El censo de los tigres se lleva a cabo en invierno, por las huellas. Para ello se seleccion 16 áreas modelos con unas 250 rutas.
En el Lejano Oriente de Rusia, en Primorie y la comarca de Jabárovsk, se encotraron alrededor de 450 a 500 unidades. De lograr un incremento de la población de estos tigres, en la próxima década, a unos 600, el país cumpliría el plan aprobado en una Cumbre especial en San Petersburgo.
Hasta 1990 la población de tigres de Amur permaneció relativamente estable, pero tras la caída de la URSS y la subsiguiente crisis económica se produjo un brusco aumento de la caza furtiva.
En Rusia se están haciendo esfuerzos por aumentar la población de estos animales. Una muestra de ello es el premio que en 2010 recibió Anatoli Belov, director de dos parques naturales situados en la vasta región Primirski. Obtuvo la medalla del Duque de Edimburgo por la Conservación de la Naturaleza en 2010 en una ceremonia especial celebrada en el Castillo de Windsor. El reconocimento lo entrega WWF y reconocía el trabajo de los guardabosques rusos en defensa de los tigres.
Como curiosidad, el tigre de Amur aparece en el escudo oficial de la región de Primorski , aparece también en el de Jabárovsk, y en el de la ciudad de Vladivostok.
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