Según el código penal ruso, este caso de
vandalismo se castiga con tres meses de arresto administrativo, informan
las agencias locales.
Las autoridades locales, que ya han
movilizado a un grupo de limpieza para que retire la pintura, cree que
la restauración del monumento, de diez metros de altura, llevará algún
tiempo.
"No hay nada peor que ultrajar la memoria de aquellos
que ya no están con nosotros", dijo el gobernador de la región de
Sverdvlovsk, Yevgueni Kuivashev, quien llamó a las fuerzas de seguridad a
investigar lo ocurrido.
La Universidad Federal de los Urales,
donde cursó estudios Yeltsin en tiempos soviéticos, también condenó el
acto como "un intento de borrar el nombre de Borís Nikoláyevich
(Yeltsin) de la historia contemporánea de Rusia".
Mientras,
los comunistas, que acusan a Yeltsin de ser uno de los principales
culpables de la caída de la Unión Soviética, se mostraron solidarios con
los que pintaron el obelisco.
Además, se declararon
dispuestos a costear el sueldo del abogado que defienda a los autores de
la gamberrada, en caso de que sean detenidos.
"Compartimos
los sentimientos de las vándalos políticos y tememos la violación de su
derecho a un proceso judicial justo. Más aún, el Partido Comunista está
dispuesto a apoyar sus acciones públicas", dijeron.
El
obelisco fue erigido el 1 de febrero de 2011, con ocasión del 80
aniversario del nacimiento de Yeltsin, primer presidente
democráticamente elegido de la historia de Rusia que murió en 2007, a
los 76 años.
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