El líder del movimiento ortodoxo "Santa Rus",
Iván Otrakovski, llamó ayer a crear esas patrullas, después de que el
viernes pasado un tribunal de Moscú condenará a dos años de prisión a
tres mujeres del grupo punk Pussy Riot, por escenificar una canción
contra Putin en la Catedral de Cristo Salvador, el principal templo
ortodoxo del país.
El delegado para los derechos humanos expresó su "profunda preocupación" por el surgimiento de este tipo de iniciativas.
"Sólo el Estado tiene en nuestro país el derecho a ejercer la
violencia dosificada. De lo contrario, habrá graves consecuencias",
advirtió.
"Si descubrimos a personas que cometen actos
sacrílegos contra los santuarios y la fe ortodoxa, que manifiestan
agresividad para con los sacerdotes, nos reservamos el derecho a adoptar
las medidas correspondientes", dijo Otrakovski citado por el portal
informativo Interfax-Religuia.
Según el líder de "Santa Rus",
los miembros de este movimiento no pueden permanecer impasibles frente a
la "flagrante ilegalidad que ocurre en la tierra patria con la anuencia
de las autoridades".
"No llamamos a la violencia, sino que exigimos un justo castigo. No llamamos a atacar, sino a defender", agregó Otrakovski.
El caso de las Pussy Riot ha levantado una campaña internacional para
exigir su puesta en libertad, a la que se han sumado tanto políticos
como estrellas de la música como Paul McCartney, Madonna y Sting, entre
otros.
"La condena es excesiva", declaró hoy Lukín, quien pese
a condenar la acción de las Pussy Riot, no la considera un delito, sino
una falta administrativa.
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