Para los expertos del organismo de las
Naciones Unidas es preocupante que la zona de expansión de la peste
porcina africana, reducida durante décadas a África y a la isla italiana
de Cerdeña -y erradicada de la península ibérica en la década de los
noventa-, se extienda a áreas vecinas desde Rusia y el Cáucaso, donde se
registran casos desde 2007.
Por eso la FAO pidió a las
"autoridades nacionales y locales" de esta región europea "intensificar
sus medidas de prevención y estar preparadas para responder en caso de
que haya nuevos brotes", alertó el jefe del servicio de veterinarios del
organismo, Juan Lubroth, que vaticinó la posibilidad de nuevos brotes.
Países como Moldavia, Kazajistán y Letonia y zonas vecinas al foco
del brote en Ucrania, que crían una parte importante de sus cerdos
domésticos en el ámbito familiar, lejos de las explotaciones ganaderas
estabuladas de mayor tamaño, presentan "elevado riesgo" de sufrir casos
de peste porcina africana.
Y es que los cerdos criados por
pequeños campesinos, a menudo a partir de "protocolos insuficientes de
bioseguridad", como una alimentación basada en sobras de alimentos en
forma sólida y líquida -conocida como de "aguas grasas"-, sufren mayores
riesgos de contraer la enfermedad, ya que una alimentación basada en
residuos "es responsable del 97 % de todas las nuevas infecciones",
según la FAO
"El sector de las explotaciones domésticas, que
representa el 34 % de toda la población de cerdos domésticos, suele
infectarse en primer lugar y transmite posteriormente el virus a las
pequeñas explotaciones agrícolas comerciales y, eventualmente, a las
explotaciones agrícolas industriales", aseguran.
La FAO instó a
hacer cumplir la prohibición de la alimentación con aguas grasas -en la
que un resto de carne contaminada por el virus pueden enfermar a cerdos
y jabalíes- aunque reconoce el "desafío" de su puesta en práctica entre
los ganaderos más pobres, para los que se trata de una forma barata de
mantener la producción.
El organismo destacó la rápida
respuesta de Ucrania al sacrificar a los animales enfermos y poner en
cuarentena a las poblaciones próximas a la cabaña infectada, así como el
hecho de que indemnizara a los ganaderos afectados, una manera de que
"las familias pobres que dependen de la cría de cerdos para su
alimentación e ingresos no queden arruinadas".
Entre las
manifestaciones más recientes de la peste porcina africana está el brote
que sufrió Rusia en 2011, en el que 300.000 animales murieron o
tuvieron que ser sacrificados y el país afrontó pérdidas por un valor de
240 millones de dólares.
El comunicado también alerta del
alto riesgo potencial para las grandes cabañas de jabalíes que viven en
Francia, Italia y España, cuyo elevado número de ejemplares va en
paralelo a una mayor población de cerdos domésticos en toda Europa
occidental
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