Con tres medallas de oro y una de bronce,
todas en pesos masculinos, y la primera posición del medallero en su
haber, el país de los zares se confirmó definitivamente como el invitado
sorpresa que ha puesto en duda la tradicional hegemonía de Japón,
Francia y Corea del Sur en esta disciplina.
Sin partir entre
los favoritos, Tagir Khaibulaev cuajó una actuación impecable para
plantarse en la final y una vez en ella, vencer con asombrosa facilidad
al hasta ahora vigente campeón olímpico, el mongol Tuvshinbayar Naidan.
Khaibulaev, sexto del mundo, tardó poco más de dos minutos en vencer a
su rival con una magnífica proyección que hizo caer totalmente de
espaldas a Naidan y levantar de su asiento a Vladímir Putin, que había
llegado pocos minutos antes al Excel Arena junto con el primer ministro
británico David Cameron.
El ruso, que mostró un estado de
forma magnífico, se aprovechó de las tempranas eliminaciones de los
otros favoritos: el kazako Maxim Rakov, el japonés Takamasa Anai y el
holandés Henk Grol, que terminó subiendo al tercer cajón del podio junto
con el alemán Dimitri Peters.
En el podio femenino, la
británica Gemma Gibbons se convirtió en la heroína del público local al
hacerse un hueco entre las tres favoritas a medalla que la acompañaron
en el podio: la estadounidense Kayla Harrison, la brasileña Mayra Aguiar
y la francesa Audrey Tcheumeo.
Gibbons logró la medalla de
plata, la primera del judo británico en Londres, en una categoría en la
que compite desde hace tan solo unos meses, cuando subió de peso para
poder estar en esta cita ya que la plaza del Reino Unido en -70 kilos
estaba copada por Sally Conway.
La británica, número 42 del
ránking, se deshizo en semifinales de la judoca francesa pero sucumbió
por dos yukos ante la estadounidense, que alcanzó su sueño después de
haber superado una depresión causada por haber sido víctima de abusos
sexuales por parte de su anterior entrenador.
Harrison, número
2 del mundo, realizó una competición muy sólida superando incluso a la
gran favorita para el oro, la brasileña Mayra Aguiar, en unas
semifinales muy igualadas que decantó a su favor en el último minuto
gracias a una luxación del brazo.
Aguiar, que mañana cumple 21
años, supo sobreponerse del golpe y consiguió subir al podio después de
un último combate en el que tumbó a la holandesa Marhinde Verkerk en
menos de 90 segundos.
Junto a ella estuvo la actual campeona
del mundo, la francesa Audrey Tcheumeo, que consiguió la sexta medalla
para su país en esta disciplina, cinco de bronce y una de oro, en unos
Juegos donde esperaban dominar el medallero.
Situación similar
vive Japón, la potencia cada vez menos hegemónica del judo, que a pesar
de acumular seis medallas -tres bronces, dos platas y un oro- está
viendo como día tras día sus competidores no cumplen con las
expectativas.
Sin ir más lejos, los dos representantes
japoneses de hoy cayeron eliminados prematuramente sin siquiera poder
luchar por el podio.
Mañana, tanto franceses como nipones
tendrán la oportunidad de maquillar su actuación en el último día del
judo olímpico con los pesos de +100 kilos y +78 kilos, en una jornada
que, salvo sorpresa, presenciará el debut de la primera mujer saudí en
unos Juegos Olímpicos, Wojdan Shaherkani. EFE
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