Roberto Carlos, durante un acto benéfico con el Anzhi a comienzos de año. Foto: fc-anji.ru.
Roberto Carlos seguirá ligado al club en algún puesto todavía por confirmar. A botepronto será asistente del entrenador, el holandés Guus Hiddink, aunque probablemente ocupará también algún puesto directivo, entre los que se baraja incluso la presidencia. “Debemos entender que la carrera de un futbolista se termina en algún momento. Roberto Carlos inicia una nueva etapa tanto en su vida, como en el club. Con su carisma y autoridad, hará una gran contribución al desarrollo del Anzhi y del fútbol ruso”, declaró Hiddink en la rueda de prensa en que se comunicó la retirada. En la misma, Roberto Carlos comentó que se había puesto en contacto con Florentino Pérez, presidente del Real Madrid pero sobre todo amigo, para organizar de un partido homenaje entre el equipo español y el Anzhi, a disputar en territorio de Daguestán, según expreso deseo del brasileño.
Aquellos 600 millones de pesetas (3.5 millones de euros) que allá por 1996 el Real Madrid pagó al Inter de
Milán por su transfer es una de las mejores inversiones de la historia del club
español. Roberto Carlos vistió de blanco 10 temporadas, plagadas de éxitos, a
destacar tres títulos de Champions League. Después pasó por Turquía
(Fenerbache) y tras un breve regresó a Brasil (Corinthians), aceptó a comienzos
de 2011 la extravagante oferta del Anzhi ruso cuando muchos le daban por
acabado, sino casi retirado.
Una fiesta de tres millones
Los 10 millones de euros por dos temporadas que el Anzhi firmó a Roberto Carlos con
casi 38 años era un salario fuera de mercado, pero fue el sobreprecio que el
oligarca Suleymán Kerimov aceptó desembolsar por la primera piedra (siempre la
más cara) de su megalómano proyecto deportivo en la inestable región caucásica
de Daguestán. Esperaba que la fama del lateral brasileño ayudase al club a
hacerse un nombre en el fútbol europeo y sirviese de imán para atraer a otros
jugadores de élite, como así sucedió: después llegaron Etoo, Zhirkov o Traoré.
Además, para terminar de convencer a Roberto Carlos de enrolarse en el Anzhi,
Kerymov le organizó una fiesta de cumpleaños en Moscú valorada en tres millones
de dólares (el 10 de abril de 2011), que incluyó una actuación privada del
rapero Flo Rida.
Independientemente de su rendimiento deportivo, la implicación del brasileño
con el proyecto ha sido completa, llegó incluso a ejercer de entrenador-jugador
durante un par de meses y siempre estuvo dispuesto a participar en todo tipo de
eventos benéficos o por el desarrollo de la región. Su carisma le convirtió en
capo del vestuario (capitán) y su carácter entrañable en favorito de la
afición… propia. Roberto Carlos vivió sus peores momentos en Rusia con dos
ofensas racistas (lanzamiento de plátanos) por parte de aficionados rivales. No
es el primer extranjero de color que sufre este tipo de incidentes en el fútbol
ruso, pero sí el más famoso. Su vídeo en el que se retira llorando del terreno
de juego tras el lanzamiento de un plátano desde la grada dio la vuelta al
mundo y puso de manifiesto el problema del racismo en el fútbol ruso, en el que
las autoridades ya trabajan, pensando en la Copa del Mundo que el país acoge en
2018.
Roberto Carlos anunció su retirada el día previo al primer partido de la historia del Anzhi en competición continental. Será hoy 2 de agosto frente al Vitesse holandés, en ronda previa de la Europa League. Pese a jugar como local, el encuentro que no se disputará en Daguestán, tras el veto de la UEFA, sino en el estadio Saturn, a las afueras de Moscú. Roberto Carlos lo verá desde el banquillo, pero ya no como jugador.
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