"Cuando las autoridades, con mucha fanfarria,
arrestaron a los sospechosos en 2010, las versiones oficiales
sugirieron que se trataba de un grupo en su mayor parte no efectivo",
añadió el diario.
Ahora que se conocen más detalles de la vida
de los rusos en EE.UU. hay indicios de que su operación estaba mucho
más avanzada y, en algunos casos, con más éxito de lo informado.
Uno de los espías se había infiltrado una firma consultora con buenas
conexiones y oficinas en Manhattan y Washington, y trabajaba como el
experto en computadoras en las oficinas de la firma, según algunos de
los informantes.
"El esfuerzo por atraer a los niños al
negocio de la familia sugiere que los espías planificaban a largo plazo:
los niños nacidos o creados en EEUU eran, potencialmente, instrumentos
de espionaje más valiosos que sus padres porque al crecer podrían pasar
más fácilmente las verificaciones de seguridad del gobierno de EEUU",
añadió.
The Wall Street Journal indicó que un portavoz de la
embajada de Rusia en Washington se rehusó a comentar la información,
aunque todos los detenidos se declararon culpables de trabajar como
agentes secretos del gobierno ruso.
"Tim Foley estaba entre
los jóvenes más cultivados para una carrera como espía, indicaron los
informantes. Aunque él no nació en EEUU sus padres habían vivido en el
país por más de una década bajo los nombres asumidos de Donald
Heathfield y Tacey Foley", continuó el diario.
Tim Foley tenía
20 años de edad cuando sus padres fueron arrestados y completaba su
primer año en la Universidad George Washington, de la capital
estadounidense.
Según los informantes del diario los
progenitores de Tim le revelaron su doble vida mucho antes del arresto,
le dijeron que querían que siguiera sus pasos, y él aceptó.
"Los informantes no dijeron cuándo o dónde ocurrió la conversación entre
Foley y sus padres, o si él se fue a Rusia antes de que el grupo fuera
arrestado, aunque sí se sabe que allá se fue", añadió el diario.
Cuando ocurrieron los arrestos los espías tenían siete hijos con
edades de 1 a 20 años, en su mayoría nacidos en Estados Unidos, y una
agente tenía un hijo mayor de una relación anterior a su ingreso en la
red de espionaje.
Anna Chapmanm, la espía que atrajo más atención por su apariencia deslumbrante, no tenía hijos. EFE
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