Matías Ola, en al Calafate, al Sur de Argentina. Foto: unirelmundo.com.ar.
Paradójicamente, Matías Ola es oriundo de Tucumán, pequeña provincia
norteña interior, sin mar, grandes ríos, ni si quiera buenas instalaciones
deportivas acuáticas, así que a los 21 años tuvo que emigrar a la capital para
continuar con su vocación. Nadador federado nacional de distancias largas
(1.500 m.), hace un año cambió las piletas por las aguas abiertas,
principalmente frías. "Me inspiré en el sudafricano Gordon Lewis Pugh, que
llegó a nadar un kilómetro y medio en el Polo Norte a -1.8. El agua dulce se
congela a 0 grados, pero el agua salada, como la del Polo, lo hace a partir de
-2”, relata Matías a Rusia Hoy.
En esta época del año, la temperatura del agua en el estrecho de Bering es de 5 grados centígrados. Para hacernos una idea, la media del agua de Mar del Plata en verano ronda los 24 grados y la del Mar Mediterráneo, los 30. “El estrecho de Bering es quizá el mayor reto de las 5 etapas del proyecto. Se trata de uno de los lugares más difíciles del mundo para nadar. Cerca de las costas nos encontraremos morsas, pero la principal dificultad es el cambio de corrientes del Ártico y el Pacífico”, confiesa Matías, que utilizará únicamente un bañador sencillo, gorro y gafas (antiparras). Su equipo será por tanto el primero en la historia que cruce el estrecho de Bering sin traje de neopreno para aislar del frío. Aunque nadarán durante tres días, no verán la noche, pues en latitudes tan septentrionales en esta época del año no se pone el sol.
El equipo partirá de Chukotka, extremo nororiental de Rusia, y llegará a Wales, en Alaska, para lo que invertirá unos tres días de nado a una media de unos 1min20’ por cada 100 metros, aunque el oleaje y las corrientes pueden alterar notablemente la velocidad en aguas abiertas a lo largo del trayecto. Lógicamente los nadadores harán relevos, breves descansos para alimentarse e hidratarse. En el caso de Matías, será a base de ‘panela’, caramerlos de azúcar moreno (jugo de caña de azúcar secado), un producto natural muy extendido entre atletas centroamericanos, que mastica incluso mientras nada. Lo que no toma Matías son bebidas calientes, un pequeño truco que utilizan otros nadadores para ayudar al cuerpo a mantener la temperatura.
Matías Ola, en al Calafate, al Sur de Argentina. Foto:
unirelmundo.com.ar.
El agua más fría que haya nadado Matías sin traje de neopreno fueron +2 grados
en Bariloche, glaciar del Ventisquero Negro. “Antes de entrar al agua cada
nadador tiene su método. En mi caso, dentro del proyecto cuento con una doctora
que encabeza la investigación del empoderamiento de la mente con la que realizo
trabajo de concentración, control del estrés y del cansancio. Lo más importante
es no rechazar nunca el agua fría. El cuerpo es un ser inteligente y tiene
memoria, el mío ha registrado ya las sensaciones a esas temperaturas”, explica
Matías, que fue recibido en la Embajada de Argentina en Moscú, donde atendió a
Rusia Hoy antes de partir hacia el extremo Este del país (Anadir) para iniciar
su travesía.
Aunque los nadadores estarán en todo momento acompañados por un nutrido equipo
médico, este tipo de aventura extrema entraña un cierto riesgo para la salud.
Esta misma semana falleció un experto nadador irlandés (Paraic Casey) al
intentar cruzar los 35 kms. del Canal de La Mancha. Al parecer sufrió un ataque
cardíaco a falta de sólo un kilómetro para alcanzar el destino… A pocos días de
su debut en largas distancias en Bering, Matías Ola confiesa: “No tengo miedos,
más bien estoy ansioso”.
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