Alexánder Shojin, presidente del Sindicato Ruso de Industriales y Empresarios. Fuente: ITAR-TASS
Funcionarios y expertos rusos alertan de que la próxima ola de la crisis financiera es ya inminente, y Rusia necesita prepararse. Alexánder Shojin, presidente del Sindicato Ruso de Industriales y Empresarios añade que la situación supone un mayor desafío para Rusia, puesto que el país debe prepararse para este período económico funesto al tiempo que ultima su entrada a la OMC.
Shojin sostiene que el Estado deberá posponer sus planes de inversión en intereses de compañías energéticas parcialmente privatizadas, si pretende mantener a flote la economía y prepararla para la crisis.
El gobierno ha dado a entender que, hasta comienzos de 2015, Rosneftgaz actuará como inversora en las empresas energéticas y petrolíferas de las que el Estado privatizará ciertos intereses, lo que significa que el Estado compraría activos con la intención de sacarlos a la venta.
“Bajo estas circunstancias, no es inteligente gastar dinero de los presupuestos en la adquisición de mayor control sobre el complejo petrolífero y energético,” dijo Shojin, añadiendo que dicho gasto presupuestario es un “lujo innecesario.” Está convencido de que el gobierno podría amortiguar el impacto de la nueva crisis si canaliza los dividendos de las empresas estatales hacia el sector real.
Shojin explicó que él único modo de salvar la economía nacional y su tejido empresarial consiste en disminuir las barreras administrativas, rebajar las cuotas de seguridad social y mitigar la política fiscal. La agricultura, la industria de explotación forestal, la industria textil, la ingeniería mecánica y la industria automovilística se encuentran ahora en la zona de riesgo, así que el gobierno debería buscar medidas adecuadas para apoyarlas, según Shojin.
Ígor Nikolaev, director del Departamento de análisis estratégico de FBK, se muestra de acuerdo con Shojin. Nikolaev argumenta que la nueva crisis se manifestará de manera gradual y que es imprescindible que, durante este período, el Estado apoye no solamente a los lobbies, sino también a la pequeña empresa.
“Hasta ahora, se han observado estrategias de palanca para presionar a los negocios, en forma de un aumento de las cuotas de la seguridad social,” argumenta Nikolaev, añadiendo que solo las grandes empresas pueden sobrevivir bajo tales presiones. “La carga social ha incrementado en un 2-3%, pero las cuotas sociales podrían aumentar todavía más, hasta un 15%, para finales de año. Este enfoque sugiere que el Estado se ha salvaguardado a sí mismo, y no a la empresa”, afirmó Nikolaev.
Mientras, Vladímir Yakunin, director de los Ferrocarriles Rusos, anunció que las empresas estatales ya están trabajando en programas para enfrentarse a la crisis. “Todavía son cautelosos a la hora de hablar de la segunda ola; ya se hablaba de esto hace cuatro años. Sin embargo, tan pronto como emergieron las tendencias actuales, nosotros restablecimos el gabinete anti crisis para trabajar en un programa específico,” explicó Yakunin.
Alfa-Bank plantea un empeoramiento de la economía nacional en sus predicciones de una crisis inminente. En el blanco, esta vez, está el fortalecimiento del PIB. Mientras que el Banco Mundial en un principio esperaba para este año un crecimiento del PIB del 4% en Rusia, los analistas dudan de que supere el 3,2%.
Según la economista en jefe de Alfa-Bank, Natalia Orlova, el único modo de enfrentarse a la crisis de manera eficaz consiste en aumentar la competitividad a nivel interno. Argumenta que la nueva crisis debe pedir menos intervención del Estado. “Vivimos en una situación en la que la empresa debe sobrevivir de manera independiente: el Estado ya ha proporcionado el marco necesario. Además, el presupuesto estatal es ahora limitado y, a diferencia de 2008, ya no hay dinero para gastar,” dijo Orlova.
Artículo publicado originalmente en Izvestia.
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