Las lluvias torrenciales que azotaron la región de Krasnodar, en el sur de Rusia, provocaron unas riadas en las que los días 7 y 8 de julio fallecieron, al menos, 171 personas. Los daños materiales han sido cuantiosos y el número de afectados asciende a 24.000. El desastre ha afectado sobre todo a la ciudad de Krimsk, de 60.000 habitantes, y a otros dos distritos situados en la costa del mar Negro: la localidad de veraneo de Gelendzhik y el puerto de Novorossisk. El presidente Vladímir Putin ha declarado que se abrirá una investigación para establecer responsabilidades y para aclarar las circunstancias por las que murieron tantas personas. Además, el mismo fin de semana fallecieron 14 rusos en un accidente de tráfico en Ucrania, por lo que el 9 de julio se ha declarado día de luto nacional.