Chipre solicitó la pasada semana asistencia
financiera a la eurozona para hacer frente a las necesidades de
recapitalización de sus bancos, golpeados duramente por su exposición a
la crisis griega.
Actualmente, la "troika" formada por la
Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario
Internacional analiza las necesidades del país, que algunas fuentes
estiman en torno a los 10.000 millones de euros (un 50 % de su PIB).
Al mismo tiempo, el Gobierno de Christofias -que este semestre ocupa
la presidencia rotatoria de la UE- está a la espera de una respuesta por
parte de Rusia a su solicitud de un préstamo, que se sumaría al crédito
de 2.500 millones de euros que Moscú ya le concedió el pasado año.
El presidente chipriota defendió hoy esa postura y subrayó que "no
hay nada malo" en buscar ayuda de un país con el que Chipre ha mantenido
"tradicionalmente buenas relaciones" y que está dispuesto a dar ayuda
"incondicional".
Según Christofias, las condiciones del
préstamo ruso podrían ser más livianas que las del europeo, pero rechazó
que su Ejecutivo se haya opuesto a recibir ayuda de la zona euro.
"Chipre, como miembro de la Unión Europea, se dirige en busca de
asistencia al MEDE y al FEEF (los fondos de rescate de la eurozona) y
también a otro país socio", recordó.
Christofias, único
presidente comunista de la UE, se mostró contrario a los "prejuicios"
contra Rusia y recordó que el país "no es la Unión Soviética".
"No creo que sea un pecado para un país que necesita asistencia financiera el dirigirse a un tercero", insistió. EFE
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