Los peligros de la ciberguerra

Fuente: PhotoXPress.

Fuente: PhotoXPress.

El Siglo XXI se está caracterizando por sus altos niveles de globalización e informatización, y el arte de la guerra no escapa a esa tendencia. La dependencia que existe de las redes cibernéticas, tanto por parte de los individuos como de los Estados, convierte al ciberespacio en un escenario estratégico, en igual o en mayor proporción que el propio territorio.

Teniendo en cuenta el carácter virtual que caracteriza el ciberespacio, su conquista resulta mucho más simple y económica que lo que supuso la de los mares, el espacio aéreo o el terrestre. Por ello, las Fuerzas Armadas de países como China, Estados Unidos, Francia, Alemania, Reino Unido e Israel ya se encuentran involucradas en lo que se conoce como la 'carrera ciber-armamentista'.

Pero Rusia no es ajena a este fenómeno. El Ministerio de Defensa ruso ha publicado este año un documento titulado 'Criterios conceptuales sobre la actividad de las Fuerzas Armadas de la Federación de Rusia en el espacio informático', en donde establece las tendencias que adoptarán sus fuerzas para el control, la prevención y la solución de los conflictos cibernéticos que puedan surgir. Además, este documento no sólo no menciona la posibilidad de realizar ataques ofensivos contra otros países, sino que propone que se extienda la costumbre del Derecho Internacional en materia de guerras interestatales -como el uso proporcional de la fuerza y la minimización de daños a civiles- a los conflictos en el ciberespacio.

En primer lugar, los ciberataques habían sido concebidos con el objetivo de apoyar operaciones convencionales dentro una guerra clásica, es decir, intentar bloquear los sistemas informáticos del enemigo para realizar un golpe más efectivo, tal como hicieron las Fuerzas Armadas israelíes en un ataque a Siria en el 2007. Pero esta modalidad traspasó lo estrictamente estatal y diversos grupos de 'ciberguerreros' comenzaron a ejecutar ataques en Internet. Los más conocidos son los perpetrados por el famoso grupo Anonymous, que ha apuntado contra los principales sitios web de varios gobiernos, así como también de algunos bancos y empresas privadas. En general, la técnica que utilizan es la saturación de sus servidores mediante ataques distribuidos de denegación de servicio (DDoS, por sus siglas en inglés).

Sin embargo, hoy ya se piensa en un tipo de ciberataque mucho más peligroso, que consiste en la posibilidad de atacar sistemas conocidos como 'SCADA'. Estos sistemas son los que administran las grandes infraestructuras de los Estados, tales como los aeropuertos, los trenes o las redes eléctricas de las grandes regiones. Un ciberataque de esta magnitud podría dejar fuera de funcionamiento a ciudades enteras en pocos segundos, o peor aún, provocar explosiones en centrales nucleares o en oleoductos, dejando un margen de respuesta prácticamente nulo. Allí radica la imposibilidad de los Estados para planear una ciberdefensa efectiva, además del hecho de que resulta sumamente difícil reconocer quién ha sido el agresor.

Lo cierto es que, como vemos, las ciberguerras ya no son ciencia-ficción. Diversos 'ciberataques' han tenido lugar en los últimos años, entre los que se destaca el famoso virus 'Stuxnet' que atacó la planta nuclear iraní de Natanz en 2010 y que se cree que  tiene origen en Estados Unidos e Israel. Además, este año se descubrió que en realidad formaba parte de un 'ciberarma' mucho más compleja, conocida como 'Flame' y que afectó los sistemas de varios países de Oriente Próximo, con el objetivo de recabar información para inteligencia. Este hecho fue denunciado por la empresa rusa líder en seguridad informática, Kaspersky Lab, que inició una investigación sobre el caso después de ser apuntado como uno de los posibles creadores del software.

Evgueni Kaspersky, director de la compañía, es reconocido como uno de los mejores expertos en seguridad informática y asegura que las ciberguerras son inminentes y que su peligro radica no solo en la capacidad estatal de generarlas, sino en los grupos independientes o piratas informáticos, que con muy poca financiación pueden hacer que “esto sea el fin del mundo tal y como lo conocemos”. En una conferencia en Tel Aviv, Kaspersky sostuvo que el chino es el idioma más utilizado por el ciber crimen, seguido del español y del ruso, respectivamente.

De cualquier modo, lo novedoso de las ciberguerras no pasa por los conflictos que puedan surgir ni por los daños que pueda causar -que finalmente serían similares a los convencionales-, sino por las consecuencias globales que tendrían. El ciberespacio no reconoce fronteras y maneja tiempos prácticamente imperceptibles para el hombre, lo que complica el reconocimiento del agresor y, sobre todo, la toma de decisiones por parte de los gobiernos.

Todos los derechos reservados por Rossíiskaia Gazeta.

Esta página web utiliza cookies. Haz click aquí para más información.

Aceptar cookies