Netanyahu destacó la coincidencia de
ambos países sobre el "grave peligro" que supondría "en primer lugar
para Israel, pero también para la región y el mundo" que Teherán
desarrollase armamento nuclear.
"Creo que ahora deberíamos
hacer dos cosas: Aumentar las sanciones y aumentar las demandas", agregó
en referencia a la ronda de negociaciones del grupo 5+1 (EEUU, China,
Rusia, Reino Unido, Francia y Alemania) para que Irán detenga su plan
nuclear, la tercera y última de las cuales tuvo lugar la pasada semana
en Moscú.
Putin, que también abordó "con detalle" el tema
sirio en la entrevista, dedicó unas palabras a la ausencia de
perspectivas de paz entre palestinos e israelíes, tema arrinconado en la
agenda de la visita por el papel bisagra de Moscú ante las muertes en
Siria y el diálogo con Irán.
"En este contexto de
acontecimientos en Oriente Medio, es importante resolver largos
conflictos (...) Exhortamos a ambas partes a renovar las negociaciones:
es la única forma de resolver el problema", añadió un día antes de
reunirse en Belén con el presidente palestino, Mahmud Abás.
Hoy, sin embargo, las preocupaciones de los líderes israelíes no tenían apellido palestino.
Según fuentes diplomáticas citadas por el diario israelí "Yediot
Aharonot", los líderes israelíes pidieron a Putin garantías de que las
bases de cohetes no convencionales no caerán en Siria en manos de los
rebeldes o de organizaciones terroristas.
El presidente, Simón
Peres, que compareció ante la prensa con su invitado en dos ocasiones,
estableció incluso un paralelismo histórico entre el papel de Moscú ante
Siria e Irán y el que desempeñó al derrotar a la Alemania de Adolf
Hitler en la Segunda Guerra Mundial.
"Estamos seguros de que
Rusia, que golpeó al fascismo, no permitirá amenazas similares: ni la
amenaza iraní ni el baño de sangre en Siria", señaló en la inauguración
conjunta en la ciudad de Netania, al norte de Tel Aviv, de un monumento
en recuerdo a los soldados del Ejército Rojo caídos ante las tropas
nazis.
Peres destacó además la "deuda de gratitud" de Israel y
el pueblo judío al papel del gigante soviético en la liberación de los
campos de concentración y exterminio, en los que murieron seis millones
de judíos.
Putin aprovechó la ocasión para defender la
necesidad de "hacer todo lo posible para que la doctrina nazi bajo
cualquier disfraz quede como algo del pasado", en un momento en que el
mundo y la paz son "aún frágiles".
A última hora de la tarde,
en Jerusalén, antes de agasajarle con una cena de Estado en la
residencia presidencial, Peres sugirió a su invitado que transmita al
pueblo iraní las "emociones difíciles" que generan en el Estado judío
las amenazas de destrucción pronunciadas en Teherán.
"Sé que
Rusia niega a Irán armas nucleares (...) Estoy seguro de que bajo su
liderazgo, Rusia desempeñará un papel clave para restaurar la paz y la
seguridad", sentenció.
El presidente ruso llegó al mediodía al
aeropuerto Ben Gurión de Tel Aviv con una delegación de 300 personas,
varios de ellos ministros, y fue recibido por el jefe de la diplomacia
israelí, el rusohablante Avigdor Lieberman.
En el plano
económico, el objetivo de la estancia es respaldar los intereses de
empresas rusas en los sectores del gas natural, agricultura y
tecnología, así como en un proyecto ferroviario, según "Yediot
Aharonot".
Mañana por la mañana, Putin viajará a Belén, en el
territorio ocupado de Cisjordania, para reunirse con Abás en la oficina
presidencial e inaugurar un centro cultural ruso.
A primera hora de la tarde partirá a Jordania a través del paso fronterizo de Allenby-Rey Husein, en el este de Cisjordania.
Se trata de su segunda visita a la zona, tras la que efectuó en 2005,
y del segundo viaje de un presidente ruso a la región desde 2011,
cuando vino Dmitri Medvedev, en una prueba de la importancia de Rusia en
las mentes de muchos israelíes y palestinos.
Más de un millón
de los 7,8 millones de israelíes proceden de la extinta Unión
Soviética. Casi todos emigraron en la década de los noventa en virtud a
la Ley del Retorno, que concede la ciudadanía de forma automática a
cualquier persona que demuestre tener al menos un abuelo judío.
En cuanto a los palestinos, miles estudiaron en la Unión Soviética (o
posteriormente en Rusia) en el marco de la política exterior pro-árabe
que desplegó en la Guerra Fría.
Uno de ellos es el presidente
Abás, que se doctoró en Moscú con una tesis, aún hasta hoy envuelta en
polémica, sobre la "relación secreta" entre nazismo y sionismo. EFE
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