Serguéi Zhúkov, director del Complejo Tecnológico Espacial de Skólkovo. Fuente: Kommersant.
¿Se ha incrementado en las últimas décadas el papel que desempeña el espacio exterior en la política global?
La economía mundial se está volviendo cada vez más dependiente de la
intensidad de la actividad espacial. Se estima que el mercado para la
producción de tecnología y servicios espaciales es de entre 300.000 y 400.000
millones de dólares anuales. Posee diversos segmentos, entre los cuales el
mayor es el de las comunicaciones y telecomunicaciones, la navegación y los
sensores de distancia terrestre. Rusia ocupa menos de 1% en dichos segmentos.
Mientras que en la producción de satélites, dicha porción aumenta hasta el 7% y
el 10%. La participación rusa es tradicionalmente alta —entre un 33% y 40%— en
carga útil en órbita, pero este segmento es pequeño.
¿Qué
impide a Rusia aumentar su porción en el
mercado espacial?
Por un lado, se ha triplicado la financiación estatal de las actividades
espaciales en Rusia y en los últimos cinco años continúa aumentando. La nueva
estrategia espacial es muy discutida. Aunque por otro lado, en esta industria
apenas existe sector privado, mientras que la tendencia mundial es la
contraria, y se vuelca cada vez más en la participación de este sector en la
exploración espacial. Además, existe una
división internacional del trabajo en los sectores de altas tecnologías, y Rusia
no debería dudar a la hora de establecer alianzas con los principales
productores mundiales.
¿Ha tomado la delantera EE UU debido al desarrollo del sector privado?
En la actualidad, Estados Unidos es el único país que busca casi todo tipo de
actividad espacial. Lo cual no debería sorprendernos: si se añaden sus
presupuestos civil y militar, la cifra resultante seguramente exceda el gasto
total que dedica el resto del mundo a las actividades espaciales. En lo que
respecta al desarrollo del segmento privado, la política estadounidense adopta
una estricta división de responsabilidades: el estudio del sistema solar,
incluidos planetas y asteroides, corresponde al Estado, mientras que el
desarrollo del espacio cercano a la Tierra es dominio de empresas privadas. Y
debemos recordar que los gigantes contratistas de la agencia espacial
estadounidense en la actualidad —ya sea Boeing, Lockheed Martin u Orbital— son
todas empresas privadas. Ellas garantizan la supremacía
tecnológica de dicho país.
¿Existe algún producto de tecnología avanzada hecho
en Rusia o que esté en fabricación?
Se trata de una pregunta difícil. Las tecnologías rusas de energía y motores tienen
grandes posibilidades. Me refiero a los motores de cohetes y a las plantas
nucleares espaciales, aunque no descarto algunas soluciones técnicas menos
espectaculares, pero igual de importantes, en el campo de las pequeñas
plataformas espaciales y en los elementos de sistemas de servicios de a bordo.
En Skólkovo se está trabajando en esta línea.
¿Además
de Skólkovo, hay alguien que esté dispuestos
a brindar apoyo a las iniciativas privadas en Rusia?
No somos los únicos. Otras instituciones de desarrollo comenzaron a apoyar al
sector comercial antes que nosotros, entre ellas se encuentran Russian Venture
Company y Rosnano. Vnesheconombank también está invirtiendo activamente en grandes
proyectos.
¿Tienen
los empresarios rusos poco entusiasmo respecto a la industria espacial?
Rusia apenas cuenta con legislación acerca de las actividades comerciales en el
espacio. La ley federal sobre actividades espaciales se aprobó en 1993 y
continúa siendo, básicamente, una ley marco. Los intereses privados no saben a
qué reglas atenerse y los empresarios temen invertir en el sector. También
existen muchas restricciones, como las que hay con las fotografías espaciales
de alta resolución o con la obtención de licencias para actividades espaciales.
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