Fuente: Ria Novosti.
Es
difícil creer que haya pasado toda tanto tiempo desde el lanzamiento
del primer disco del grupo 'Kino' y que en un día como hoy, Víctor
Tsoi habría cumplido 53 años.
En
la actualidad se escucha a menudo que “una estrella del rock debe
morir joven”, de la misma manera que tiempo atrás debía hacerlo
un poeta. ¿Quién necesitaría hoy en día a un canoso Tsoi gordo y medio calvo? No son pocos los fans que creen que si
hubiese alcanzado la vejez, no se hubiese convertido en leyenda.
“En nuestro país hay que morir para ser completamente popular”, dijo en una ocasión el líder de la banda Zoopark, Mike Naumenko, que falleció poco más de un año después de la desaparición de Tsoi. Sin embargo, tampoco se puede considerar la muerte prematura como un medio eficaz para dejar huella en la historia del rock. ¿Quién sabe en qué se habría convertido Tsoi? ¿En un músico ordinario como muchos rockeros actuales, que actúa entre colegas y amigos en algún club de rock de Leningrado, Sverdlovsk o Moscú? ¿O en un patriarca como Borís Grebenshchikov, que lleva más de 40 años al frente de su banda, Aquarium. Decir que Borís Grebenshchikov ha dejado de ser interesante con los años no sería correcto.
Aunque
Tsoi, fallecido a los 28 años, se convirtió en un verdadero símbolo
del rock, cuando el rock ruso vivía su momento de mayor gloria. En
aquel entonces, en los albores de la perestroika, ocurrió algo
inexplicable. El fenómeno se convirtió en leyenda y se escribieron
infinidad de libros intentando explicar por qué el país necesitaba
precisamente ese tipo de música, algo que en realidad resulta
imposible de explicar. Pero si nos olvidamos del componente
sociopolítico, de
su
función como soplo de aire fresco para la cultura de masas del país,
encadenada en la censura ideológica, realmente no había muchos que
tuvieran aptitudes y cuyas canciones pudieran ser escuchadas por
millones de personas.
Tsoi fue uno de los pocos músicos de rock que realmente tenía talento y eso quedó claro. Sus canciones son emocionales y accesibles. No es una casualidad que suyas sean las primeras que tocan los jóvenes amantes de la música rock cuando empiezan a aprender a tocar la guitarra.La frase que mejor define su obra es: las ideas más geniales son las más sencillas. Fue precisamente esto lo que le interesó al productor Yuri Aizenshpis al igual que a Vlad Stashevski, Katia Lel y Dima Bilán y no hay nada de sorprendente en ello: Kino es música pop en sí, pero no empalagosa e intencionadamente primitiva, sino verdaderamente popular.
Víktor Tsoi no era ni ángel ni un demonio, era simplemente un buen músico. Pero lo que ocurrió fue que acabó convirtiéndose en nuestra figura sagrada del rock.
Hace poco visité el apartamento de Alexánder Lipnitski en Karetni ryad. En esa vivienda del que fuera compañero de clase Piotr Mamónov (actor y músico) e hijastro de Víktor Sujodrév, traductor personal de Jruschov y Brezhnev, se quedaban todos los rockeros de San Petersburgo en los años 80. Daban conciertos allí. Mantenían largas conversaciones en la cocina, algo típico en la época soviética. “En ese mismo lugar donde estás ahora sentado había un estrecho sofá semicircular donde le gustaba dormir a Tsoi”, dice Lipnitski en la cocina. “Era poco exigente, se adaptaba a todo. A Tsoi no le gustaban las conversaciones demasiado inteligentes y no hablaba de temas que no dominaba. Hablaba de comida y de música. Le encantaba el cine, por ejemplo, Bruce Lee”.
A
pesar de su gran fama, Víctor Tsoi sigue siendo un hombre de la
contracultura. Las autoridades no dispuestas a apoyar las iniciativas
para construir un monumento en su honor o cambiar el nombre de alguna
calle. Los fans restauran por su cuenta la 'pared de Tsoi' situada en
la calle moscovita de Arbat o protegen la legendaria sala de calderas
'Kamchatka' en San Petersburgo, donde él y otros músicos trabajaban
para no caer bajo el estigma del 'parasitismo'. Al mismo tiempo,
recaudan fondos para un monumento que por el momento carece de fecha.
Honestamente creo que es mejor así. Este es el mejor monumento a
Tsoi, ya que cuando se cubre de bronce a un rockero como él, éste
deja de ser un rockero. Incluso 22 años después de su muerte.
Pero tampoco es que se olviden de él. Habrá conciertos y festivales en su memoria en Moscú, San Petersburgo y los Urales. Tanto en ciudades grandes, como pequeñas. Los organizadores del próximo festival 'Nasheshtvie', anunciaron ayer que cada grupo que suba al escenario interpretará una canción del repertorio de Kino.
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Artículo publicado originalmente en Moskovskie Novosti
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