Una ciudad viva entre caminos muertos

Salejard es una ciudad dividida en dos: una parte situada en el Círculo Polar Ártico y otra en el continente. Entre sus habitantes hay pastores de renos que siguen antiguas tradiciones. Todavía hoy la ciudad carece de un camino que esté disponible todo el año, aunque hay planes para que llegue el tren. A principios de los años 50 del siglo pasado Salejard era uno de los puntos base en la construcción de la ruta Transpolar, en la que participaron prisioneros del GULAG, y que no llegó a terminarse.

En mayo, en Salejard todavía sale vaho de la boca y en el bosque la nieve llega hasta las rodillas, por eso los fines de semana los habitantes de la ciudad hacen picnics en los bordes de las carreteras y si abres la ventanilla del coche puede sentirse el olor a shashlik.


Ver mapa más grande

“En julio me voy de vacaciones a los soleados Urales”, sonríe Dima dándole la vuelta al shashlik y tirando un poco de nieve al carbón para que haya más humo. “Al cálido Tobolsk, ¿o qué?”, bromeo yo. “¿Y si es así?”, bajó la mirada mi acompañante.

Dima acabó yendo de vacaciones a Tobolsk. Allí hace bastante más calor, sin embargo los Montes Urales no son un destino vacacional habitual para los moscovitas. En cambio, para los habitantes de Salejard todo es diferente. A menudo tardan tanto tiempo en salir fuera de la ciudad que prefieren viajar por Rusia a ir al extranjero.


Hasta el momento en Salejard no cuentan con un camino que esté disponible durante todo el año. En verano opera un servicio de autobús a través de Ob hasta la estación de tren de Labytnangui, la más cercana. En invierno el camino se convierte en hielo, y en el resto de estaciones sigue habiendo hielo por lo que el autobús no puede circular y los habitantes de Salejard se ven obligados a ir a pie hasta la estación. Cuentan con un puerto fluvial y un aeropuerto pero debido a las condiciones meteorológicas, no son de gran ayuda.

Desde Novi Urengoi, a donde llegan aviones de Moscú, hasta Salejard se puede ir por vía aérea (periodicamente vuelan aviones). En invierno se puede ir en coche sólo por el hielo, en verano es imposible. También se puede ir en tren, pero sólo a través de Tiumen hasta Kírov. En Kírov hay que hacer un trasbordo e ir hasta Labytnangui en barco o por el hielo, dependiendo de la estación del año, pero es un largo camino, alrededor de 5 ó 6 días.

A principios de los años 50 del siglo pasado Salejard era uno de los puntos base en la construcción de la ruta Transpolar: una ruta que iba desde Murmansk y Arjanguelsk hasta Chukotka, con la idea de atraer vida al lejano Norte. Bajo el mandato de Stalin se empezó a construir la vía ferroviaria Chum-Salejard-Igarka, una de las partes de la ruta Transpolar, pero no se llegó a terminar. Las partes Chum-Salejard y Salejard-Igarka también recibían un número: el 501 y el 503 respectivamente, pero los habitantes las llamaban '500 alegres'. No obstante, una vez después del cierre, se conoce como el 'Camino Muerto'.

“Los 500 alegres' fueron construidos por prisioneros del GULAG y trabajadores locales. Aunque Barabanov, jefe de la construcción de vías ferroviarias, afirma que sólo enviaban a presos políticos porque el resto trabajaba despacio y sin ganas. “Dicen que allí es donde se estaba mejor: daban bien de comer y una vez a la semana iban al baño ruso”, declaró el abuelo de mi acompañante mientras masticaba un trozo de shashlik, “pero esto no ayudó, en invierno mucha gente murió de frío y quedó mutilada. En el 49º levantamiento participaron 70.000 presos. No puede entenderse por qué todos empezaron a construir el camino. Es imposible construir allí porque las aguas subterráneas suponen riesgo de derrubio”.

En la actualidad la mayor parte del camino está abandonada. Los puentes, el campo de trabajo y las aldeas despobladas se encuentran destrozados. Con el desarrollo de la producción de gas en la región,
algunas partes ganaron algo de importancia, de acuerdo con un nuevo proyecto del Estado: 'Urales Industriales - Urales Polares'. La ruta Transpolar adquirió un nuevo nombre: 'Paso latitudinal del norte'. De acuerdo con el nuevo proyecto el tren llegó finalmente a Salejard. Además, todavía sigue la lucha por conservar los campos de trabajo como recuerdo histórico. Uno de ellos se encuentra precisamente en Salejard: el edificio de madera del teatro, la construcción Nº 501, en la que los mismos presos representaban diferentes espectáculos.

Aquí también habita una numerosa comunidad de indígenas jantis. En los mercados, la población autóctona vende carne de reno, moras congeladas, pescado y abrigos de piel de reno. Los pastores las traen en motos de nieve en vez de en trineos. Según los janti, la ropa y el calzado de piel de reno son la mejor protección contra el frío y afirman que con estos abrigos incluso se puede dormir en la nieve. En Salejard, capital del distrito Yamalo-Nenets, cada primavera se celebra el día de los pastores de renos y las  viviendas tradicionales de los autóctonos, carpas o 'chum', hechas de palos, cortezas y fieltro conviven pacíficamente con las nuevas construcciones del centro de la ciudad. El día de los pastores se celebra a finales de marzo, durante el equinoccio de primavera. La fiesta culmina con una carrera en reno y en trineo.

Sólo se han conservado algunas de las construcciones antiguas de Salejard. Se cree que el templo más antiguo es la Catedral de Pedro y Pablo, construido a finales del siglo XIX por el arquitecto alemán Gottlieb Tsinke. A mediados del siglo XX la catedral se utilizaba como barracón para los presos, y después, como escuela deportiva infantil. En la actualidad se está reconstruyendo.

“Las primeras construcciones eran de madera – explica el etnógrafo local, mientras mastica un trozo de pescado seco, - en aquella época el bosque apenas proporcionaba nada: estamos en la tundra. Los barcos en los que se traían los productos eran construidos de tal manera que era posible desmontarlos. Venían diez barcos y se iban dos. El resto se quedaba para poder utilizar la madera”. Todas las nuevas construcciones de Salejard están hechas a partir de paneles y ladrillos colocados encima de pilones enterrados en la eterna capa congelada.

No obstante, la característica principal de la ciudad es su ubicación. El Círculo Polar divide Salejard en dos: “Duermes con la cabeza hacia el Ártico y con los talones hacia el continente”, se ríe Alya, una habitante del lugar. “En la época soviética, aquellos que iban al Círculo Polar, es decir, al norte de la ciudad, recibían un 'sueldo polar' y los que trabajaban en la parte del sur recibían un sueldo corriente. El sueldo polar era casi tres veces mayor, después lo cambiaron, fue decepcionante, tanto que podrían haber empezado una revolución”.

A la entrada de la ciudad en el Círculo Polar Ártico hay una estatua de un mamut. Ha habido hallazgos de colmillos de este animal y huesos en todas las zonas del distrito Yamalo-Nenets. El último gran descubrimiento ha sido un bebé de una familia de mamuts muy bien conservado, llamado por los científicos Liuba, en honor a la esposa del pastor de renos que lo descubrió en el río Yuribei.

Hay diversas opiniones respeto a la nueva vía. Atrae tanto turistas como inmigrantes, que vienen aquí buscando una vida mejor a la de las aldeas y pueblos vecinos. “Les damos la bienvenida a todos ellos”, comenta una de los vendedoras de pieles. “Es bueno que lleguen los turistas vayan llegando. Aunque recientemente han aparecido muchos delincuentes. Cuando construyan la vía, llegarán todavía más. Nos iremos al norte”.

Mientras tanto, Salejard es una isla de civilización en medio de la ilimitada tundra, con tradiciones milenarias, trineos tirados por renos, pesca en el hielo y 'chums' triangulares, entre las casas prefabricadas.  

Todos los derechos reservados por Rossíiskaia Gazeta.

Esta página web utiliza cookies. Haz click aquí para más información.

Aceptar cookies