Fuente: Corbis / FotoSA.
Pero como dice el entrenador jefe del equipo de la Federación de Rusia, Alexánder Alexándrov, todo esto son mitos. “La gimnasia soviética se apoyaba en la parte técnica, pero además de esto, utilizaba métodos científicos avanzados, de fisiología, de medicina y de restablecimiento. Eso mismo intentamos hacer hoy en día, en primer lugar, nos apoyamos en los conocimientos y en la experiencia. Pero todo se va desarrollando, por eso, añadimos activamente nuevas metodologías. Y en lo que concierne a todas estas conversaciones, sobre lo difícil que era entrenarse en el equipo de la URSS, hay que destacar que había sistemas más severos de preparación, por ejemplo, en Rumanía.
Como evidencia, Alexánder Alexándrov, nos contó cómo se desarrolla un día en la vida de las gimnastas, cuando se reúnen en la base deportiva del lago Krúgloye. Las clases ya han terminado para las chicas, así que ahora se dedican por completo a la preparación con vistas a Londres. A las 7:30 se levantan y salen a hacer gimnasia, caminan o corren al aire libre. Al cabo de media hora desayunan, y a las 10 tienen el primer entrenamiento que dura alrededor de 2 horas y media. Después descansan y es la hora de los tratamientos de restablecimiento y tiempo libre. A partir de las cuatro y media hasta las siete de la tarde tienen el segundo entrenamiento . Después, masaje y tiempo libre. Los jueves por la tarde no hay entrenamiento . El toque de silencio de los deportistas es a las 22:30 y el domingo es día de descanso como para todos.
La licencias olímpicas para participar en Londres en 2012, ya las conquistaron las gimnastas rusas el año pasado, en el campeonato del mundo en Tokio. Pero ahora, no mucho tiempo antes de los Juegos, las deportistas y los entrenadores tienen una tarea importante: formar un equipo competitivo.
De cinco puestos en el equipo, ya hay tres ocupados. El entrenador jefe de la selección Andréi Rodiónenko declaró que está garantizado que vayan a Londres Viktoria Kómova, Alia Mustáfina y Anastasía Gríshina. Mustáfina de 17 años, campeona absoluta del mundo en 2010, su pariente, Kómova, vicecampeona en la prueba múltiple 2011 y Gríshina de 16 años, una debutante prometedora de la selección adulta, que ya ha llamado la atención de la sociedad mundial de gimnasia. Causó furor en la prueba de aparatos en las competiciones de prueba en Londres. Es cierto que cuando salió a participar, solo pudo ganar en las barras paralelas. En el torneo de Italia, lideró en la prueba múltiple en tres aparatos y después se puso nerviosa, no aguantó la tensión y cometió un error. Para brillar no solo en la calificación, sino también en la final olímpica, a Anastasía le hace falta práctica, práctica competitiva.
Por desgracia, aún no están en la cima ni nuestras campeonas veteranas, pues, además de los títulos gimnásticos, también consiguieron algunos traumas. Pero para la Olimpiada prometen levantar cabeza y luchar por la medalla.
Levantar cabeza
Alia Mustáfina tuvo un trauma de rodilla en el campeonato de Europa 2010, por una mala caída tras un salto con apoyo. Hasta entonces, ella tenía el programa más fuerte del mundo, que ahora intentan restaurar.
“Estamos muy contentos de que Alia Mustáfina vuelva al podio mundial, destacó el entrenador jefe de la selección femenina, Alexánder Alexándrov. Pero queremos que no solo compita sino que demuestre ese dominio que tenía antes del trauma. Pero no todo de golpe. La recuperación es un proceso. Hay que ir moviéndose sin prisa, paso a paso, para ir a los Juegos en una forma óptima”.
No procede dudar del éxito de la empresa, sobre todo al conocer el auténtico carácter deportivo de Mustáfina, que estaba preparada después de la operación para ir al campeonato del mundo en Japón y aunque no a todos los aparatos, sí a apoyar al equipo. Y esto no era un maximalismo juvenil, sino una decisión a conciencia. Con el tiempo, que terminó con una participación triunfal de Mustáfina en Rotterdam, maduró mucho. “Tras ese año crecí, engordé un poco, porque cuando las horas de entrenamiento disminuyen, enseguida aumentas peso. En general, perdí esa ligereza que tenía con 16 años. Aunque no solo se trata de los kilos, dice Alia. Ligereza significa que yo podía durante dos días remolonear, vaguear en los entrenamientos y luego salir y hacer todos los ejercicios sin errores. Ahora, cada día hay que darlo todo, entregarse en cuerpo y alma. Pero la gimnasia es mi vida, estoy acostumbrada a trabajar en la sala de entrenamiento, sin eso no puedo vivir. Por eso, para mí, la recuperación no fue muy dura, no experimenté problemas psicológicos ni depresiones. Yo misma tenía muchas ganas de volver al podio. Y no tenía ninguna duda de que lo conseguiría”.
Viktoria Kómova
Viktoria Kómova también tiene un sueño y una meta: pasar de ser tres veces consecutivas campeona en la Olimpiada juvenil en Singapur a convertirse en una auténtica campeona olímpica. No fueron un obstáculo ni los traumas de la rodilla, ni los centímetros de altura añadidos, por los cuales, Vika empezó a darse con la cabeza en los saltos en las barras. Y diremos más, en Kómova surgió la templanza en relación a las situaciones de estrés en las competiciones.
Al principio, la dieciseisañera tuvo que librarse del papel de líder de la selección en el campeonato mundial 2011, al que no fue Mustáfina, y luego Kómova se vio en el centro de la atención por un escándalo judicial cuando solo por 0,033 puntos perdió frente a la americana en la lucha por la absoluta primacía. No hubo protestas oficiales, los árbitros actuaron como matemáticos profesionales. Sin embargo Vika lloró como una niña por la ofensa, por la injusticia. Pero no sintió compasión hacia sí misma, sino una nueva meta y apareció la motivación.
“Intenté olvidarme de ese fracaso, reconoció Vika. Luego, empecé a pensar en esto, pues pronto debía participar en otras competiciones. Claro que el entrenador y yo analizamos los ejercicios que resultaron imperfectos y dónde cometí errores. En esos casos, nos esforzamos por analizar más que desilusionarnos. Aunque, de todas formas, es difícil no sentir preocupación en las competiciones. A veces las emociones están a flor de piel. Y en el Campeonato del mundo, para mí fue doblemente difícil porque llevaba mucho tiempo sin participar a causa del trauma. Y aunque sentía el dolor y me había acostumbrado a él, era difícil psicológicamente salir a la pista, por si me caía o hacía algo mal. Pero para esto en los entrenamientos repetimos los ejercicios hasta cien veces, solo entonces nos sentimos seguras. Así que hay que trabajar sobre uno mismo. Si yo me supero, espero que el resto también lo haga”.
La entrenadora oficial, Valentina Rodiónenko nos reveló un secreto más para la seguridad y la victoria incondicional. “No podemos estar en igualdad de condiciones con las competidoras. Hay que estar mucho más por encima para que los jueces no nos puedan aplastar. En 2010, en Rotterdam, intentaron sentenciar a Mustáfina en la prueba múltiple, pero no pudieron, ella fue más fuerte. Y un año después, en Tokio, Kómova dio un motivo a los árbitros, 0,033 puntos decidieron el destino de la medalla de oro con una absoluta primacía. La vencedora resultó la americana Jordyn Wieber.
En las Olimpiadas también tendremos que luchar con el equipo de EE UU. Mi colega, el entrenador jefe Alexánder Alexándrov, dice que es el cuarto país de los pretendientes a las medallas: EE UU, China, que se cerró al mundo pero nunca resulta débil, Rumanía y Rusia.
Pero yo considero que nuestras competidoras principales son las americanas. Solo ellas nos pueden ganar, puesto que tienen un salto con apoyo más fuerte. Pero nosotras también preparamos el salto con dos giros y medio. Así que les puedo decir que no sentirán vergüenza de nosotras en Londres”.
Además será interesante observar no solo la lucha de las gimnastas rusas contra las extranjeras, sino la competencia dentro del equipo. Y tanto Kómova como Mustáfina aseguran que en los entrenamientos no están muy pendientes la una de la otra, sino que se concentran en los propios programas y actuaciones. Pero el destino deportivo todavía no las ha hecho coincidir en torneos importantes. La primera confrontación tendrá lugar en Londres.
Allí se aclarará si pasarán a la historia como la famosa gimnasta soviética de los años 70 del siglo XX, cuatro veces campeona olímpica, Olga Korbut y su famoso “vuelo del gorrión” (por cierto, Vika Kómova también ha creado su variante de vuelo de la barra baja a la barra alta y lo realizó en el campeontao del mundo en Tokio). O como la líder de la selección rusa de finales del siglo pasado y principios de este, la dos veces campeona olímpica Svetlana Jórkina.
“Sobre Mustáfina y Kómova ahora ya se habla, considera Alexánder Alexándrov. Campeonas del mundo solo pueden llegar a ser las gimnastas que tengan talento, que sean trabajadoras y que destaquen por encima de todas. Todo el mundo sabe de sus éxitos realizados. Pero de ellas esperan en adelante la victoria, incluida la de las Olimpiadas. Ahora, todas las fuerzas de las deportistas y de los entrenadores están enfocadas a este objetivo. Y cuánto tiempo podrán mantenerse en el deporte de alto nivel y en cuántas Olimpiadas participarán, esto ya depende de ellos y de sus deseos. Pues no es tan fácil mantener la forma, controlar el peso, y entregarse por completo a los entrenamientos. El equipo definitivo de la selección femenina de la Federación de Rusia, se convocará definitivamente para la Copa de Rusia, que tendrá lugar a mediados de junio. Ahí, el equipo de entrenadores determinará no solo la composición del equipo sino también el programa con el que las gimnastas participarán en los Juegos de Londres. Por ejemplo, las rumanas que acaban de ganar aquí, el Campeonato Europeo por Equipos, ya tienen el programa olímpico preparado y nosotros todavía no”.
Las rusas lo prepararán hasta el final en la base deportiva de las afueras de Moscú, en el lago Krúgloye. Los aparatos en la sala se disponen de igual manera que lo están en Londres. Además tienen toda la infraestructura necesaria, por eso, hasta el 21 de julio, el equipo no irá a Gran Bretaña, pero se darán una semana de plazo para la aclimatación y adaptación. Los entrenadores consideraron que encontrarse al lado de las competidoras y la atmósfera preinicial, el alboroto general de los últimos preparativos previos a los Juegos, es una preocupación innecesaria. Y las chicas necesitan tener los nervios fuertes para las competiciones.
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