Intereses pesqueros en el Atlántico Sur

Barco pesquero. Fuente: www.arteyfotografia.com.ar

Barco pesquero. Fuente: www.arteyfotografia.com.ar

La importancia estratégica del Atlántico Sur es cada vez mayor debido a las características que presenta y a los diversos recursos naturales que contiene. La pesca es una de las principales actividades de la zona, y es de gran interés para los países de la región así como también para otros muchos, entre ellos, la Federación Rusa.

Con costas en Argentina, Uruguay y Brasil, el Atlántico Sur Occidental constituye una excelente zona de pesca debido a las proximidad de los bancos pesqueros con la costa y sobre todo, por la existencia de una importante infraestructura desarrollada para la actividad. La característica principal de la pesca en esta zona es que es una actividad que se puede desarrollar a lo largo de todo el año. Entre las especies más destacadas se pueden encontrar el calamar (Illex Argentinus), la merluza (Merluccius hubbsi) y el langostino (Pleoticus Muelleri), éste último, aunque es extraído en menor medida, destaca por su alto valor comercial.

Tradicionalmente los intereses económicos de Rusia en el desarrollo de las zonas de pesca en el Atlántico Sur han sido muy importantes. A partir de la desintegración de la Unión Soviética, la actividad rusa en la región sufrió una fuerte caída debido a una serie de problemas, tales como la privatización de la flota pesquera y los altos costes de reparación y mantenimiento de los buques. Sin embargo, hoy en día Rusia ha vuelto a adquirir la capacidad para participar en las actividades pesqueras en el Atlántico Sur. Según datos de la FAO (Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), hoy en día Rusia se encuentra entre los diez  países pesqueros más importantes del mundo.

El potencial económico de estas zonas se incrementa considerablemente debido a la presencia de peces que se comercializan, sobre todo el calamar, fuera de las zonas económicas de los países costeros. Este fenómeno se conoce como 'especies transzonales o altamente migratorias'. Esto significa que las mismas especies que se encuentran dentro del espacio sobre el que el Estado costero tiene exclusividad sobre la explotación de los recursos naturales, 200 millas, se trasladan mas allá de este límite jurídico y abarcan alta mar, donde existe libertad de pesca.

Esta situación genera ciertos roces entre los países costeros y los pesqueros extranjeros, estos últimos suelen situar sus buques en lo que se conoce como 'la milla 201', es decir, muy cerca del límite entre la zona de exclusividad del Estado costero y donde se puede pescar libremente. En el Atlántico Sur son varios los países que aprovechan esta situación, Corea del Sur, China, Japón, España y Polonia, entre otros.

Para dar una respuesta a esta situación, en el resto de los océanos en donde se presenta este mismo problema se han creado Organismos Regionales de Ordenación Pesquera (OROPs), que tienen como objetivo coordinar la actividad entre los países costeros de la región, estableciendo ciertos límites a la pesca en esas zonas. Sin embargo, en el Atlántico Sur aún no existen este tipo de organismos ya que todavía no se ha alcanzado un acuerdo acerca de los países que deberían formarlos.

Con costas en Argentina, Uruguay y Brasil, el Atlántico Sur Occidental constituye una excelente zona de pesca debido a las proximidad de los bancos pesqueros con la costa y sobre todo, por la existencia de una importante infraestructura desarrollada para la actividad. La característica principal de la pesca en esta zona es que es una actividad que se puede desarrollar a lo largo de todo el año. Entre las especies más destacadas se pueden encontrar el calamar (Illex Argentinus), la merluza (Merluccius hubbsi) y el langostino (Pleoticus Muelleri), éste último, aunque es extraído en menor medida, destaca por su alto valor comercial.

 

Tradicionalmente los intereses económicos de Rusia en el desarrollo de las zonas de pesca en el Atlántico Sur han sido muy importantes. A partir de la desintegración de la Unión Soviética, la actividad rusa en la región sufrió una fuerte caída debido a una serie de problemas, tales como la privatización de la flota pesquera y los altos costes de reparación y mantenimiento de los buques. Sin embargo, hoy en día Rusia ha vuelto a adquirir la capacidad para participar en las actividades pesqueras en el Atlántico Sur. Según datos de la FAO (Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), hoy en día Rusia se encuentra entre los diez países pesqueros más importantes del mundo.

 

El potencial económico de estas zonas se incrementa considerablemente debido a la presencia de peces que se comercializan, sobre todo el calamar, fuera de las zonas económicas de los países costeros. Este fenómeno se conoce como 'especies transzonales o altamente migratorias'. Esto significa que las mismas especies que se encuentran dentro del espacio sobre el que el Estado costero tiene exclusividad sobre la explotación de los recursos naturales, 200 millas, se trasladan mas allá de este límite jurídico y abarcan alta mar, donde existe libertad de pesca.

 

Esta situación genera ciertos roces entre los países costeros y los pesqueros extranjeros, estos últimos suelen situar sus buques en lo que se conoce como 'la milla 201', es decir, muy cerca del límite entre la zona de exclusividad del Estado costero y donde se puede pescar libremente. En el Atlántico Sur son varios los países que aprovechan esta situación, Corea del Sur, China, Japón, España y Polonia, entre otros.

 

Para dar una respuesta a esta situación, en el resto de los océanos en donde se presenta este mismo problema se han creado Organismos Regionales de Ordenación Pesquera (OROPs), que tienen como objetivo coordinar la actividad entre los países costeros de la región, estableciendo ciertos límites a la pesca en esas zonas. Sin embargo, en el Atlántico Sur aún no existen este tipo de organismos ya que todavía no se ha alcanzado un acuerdo acerca de los países que deberían formarlos.

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