Fuente: Corbis/FotoSA.
Serguéi Kolivanov, abogado de 25 años de Moscú, responde:
“Ese verano estuve con mis padres en la costa y no conseguía aprender a nadar. Recuerdo que el 12 de julio ponían lo mismo en todos los canales de televisión, mis padres estaban realmente asustados y yo no entendía nada. Cuando llegamos a la playa, mi padre señalando la roca más cercana me dijo: 'Ahí detrás está la dacha de Gorbachov, donde unos hombres malos le tienen encerrado. ¿Quieres liberarle? Entonces tendrás que aprender a nadar hasta allí'. Ese día aprendí a nadar y se me quedó grabado para toda la vida. Al igual que el impetuoso deseo infantil de 'salvar al tío Gorbachov', lo que por suerte para todos, hizo otra gente”.
La creación del día de la Independencia en Rusia se produjo con unos trágicos acontecimientos de fondo, unos acontecimientos cuya importancia para la historia tendrán que aclarar las futuras generaciones. El 19 de agosto de 1991 el Comité Estatal para el Estado de Emergencia (GKChP) intentó destituir a Mijaíl Gorbachov del puesto de Presidente de la URSS y cambiar el curso de los cambios que había emprendido, conocidos en todo el mundo como 'perestroika'. Las acciones del GKChP fueron acompañadas de una declaración en la que se establecía el estado de emergencia durante medio año, la entrada del ejército en Moscú, la subordinación del gobierno municipal al comandante militar designado por el GKChP, la aplicación de una dura censura en los medios de comunicación y la supresión de una serie de derechos constitucionales y libertades civiles. La dirección de la RSFSR (República Socialista Federativa Soviética de Rusia, la más grande de las repúblicas dentro de la URSS) personificada en el futuro presidente de Rusia, Borís Yeltsín, calificó estas acciones como 'un golpe de estado' e hizo un llamamiento a los moscovitas para que salieran a defender la Casa Blanca, sede del gobierno. Entre los que salieron a la calle había representantes de los grupos sociales más diversos, desde intelectuales hasta veteranos de la guerra de Afganistán o sencillos trabajadores. Las bajas no se pudieron evitar…
Liudmila Pogodina, ama de casa de 41 años todavía hoy recuerda con horror lo que pasó ese día en el centro de Moscú:
“Mi marido trabajaba como médico en urgencias. Ese día llegó a casa después de una guardia, pero al saber que habían sacado los tanques a las calles de Moscú, se fue a defender la Casa Blanca sin pensárselo dos veces. Intenté impedir que saliera, pero él me dijo: '¿Cómo puedes decirme eso? Es probable que haya un derramamiento de sangre, así que mi obligación es ir y ayudar a los heridos'. Lo que más recuerdo es la terrible espera y la incertidumbre. Por suerte a mi marido no le pasó nada. Cree que hizo lo que tenía que hacer, y que puso su granito de arena defendiendo la democracia. Por eso el 12 de junio para nosotros, aunque no sea una fiesta en el sentido tradicional de la palabra, es una fecha memorable. Se puede decir que fue un punto de inflexión en la caída de la herencia comunista, una herencia que, en mi familia, sufrieron mi tío y mi abuelo, que pasaron por el GULAG, y el comienzo de la democracia de Yeltsin-Putin”.
Los historiadores modernos creen mayoritariamente que la declaración aprobada el 12 de junio de 1990 por el Soviet Supremo de la RSFSR, llamada “Declaración de soberanía estatal de Rusia”, supuso el afianzamiento de la posición de Borís Yeltsin en su lucha por el poder contra el Comité Central del PCUS, liderado por Mijáil Gorbachev. El 12 de junio se convirtió en día festivo a partir de 1991, pero no se ha convertido en una fiesta nacional en la conciencia colectiva. Según las encuestas, a la pregunta: “¿Cuáles son las fiestas más importantes para usted?” entre 1998 y 2000, el 2% de la población respondió que el día de la Independencia, y tan solo el 3% entre 2002 y 2012. Unas cifras bajas si las comparamos con el 9 de mayo, el día de la Victoria, que obtuvo entre un 29% y un 34% entre 1998 y 2000 y entre un 30% y un 36% entre 2002 y 2012. Esta estadística quizá muestre que se sobrestimó el valor de la revolución democrática y que se produjo un desencanto.
“No cambió nada esencial. Solamente hay nuevas banderas y nuevas caras en los retratos de las oficinas de los funcionarios", dice compungida Bárbara Stepanovna Miliutina, una exbibliotecaria de 65 años. "Recuerdo la emoción que sentimos todos durante el 'deshielo' de la época de Jruschev. Algo parecido pasó en el 91, pero pasó muy rápidamente. Parece que la historia repite. Y nuestra mentalidad, que ha absorbido la servidumbre, la dictadura del proletariado y el totalitarismo de Stalin es incapaz de dar a luz una democracia real. Por eso el 12 de junio para mí no es una fiesta, sino el día de las grandes esperanzas incumplidas”.
Parece que no es casualidad que en los últimos diez años haya cambiado el peso semántico de la palabra 'independencia' y que ahora la palabra 'Rusia' cobre más importancia. “El estado de Rusia”, precisamente ese fue el título del primer mensaje presidencial de Vladimir Putin en el año 2000. En 2002, después de que se aprobara el código laboral, esta fiesta fue renombrada oficialmente como el Día de Rusia. Los jóvenes, la llamada 'generación de los 90', en su mayor parte no tienen una idea muy precisa de qué es lo que se celebra el 12 de junio, pero demuestran su lealtad.
Andréi Grechak, 20 años, estudiante, futuro responsable de relaciones públicas, reconoce abiertamente:
“No siento una gran veneración por esta fiesta, más allá de tener un día de fiesta más en verano. Pero eso no quiere decir que me guste más el 1º de mayo y que quiera ir a las manifestaciones, como hacían mis padres. Estoy agradecido a los 90 porque ahora puedo tener una profesión que se llama 'manager de publicidad' que entonces ni siquiera existía, como los mismos anuncios. ¡Y esto ya es un avance!"
Quizás el autor del comentario más inesperado haya sido el de un chico del primer curso de una escuela de Moscú, Vasilii Anojin, que a la pregunta sobre lo que sabía del día de la Independencia de Rusia, respondió, sin pensar demasiado: “Esta fiesta celebra que Rusia se hizo más fuerte y que todos debemos sentirnos orgullosos de nuestro país”.
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